Capítulo 40: La verdad

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Lo primero que hizó Peter al levantarse fue estirar su mano, tocando así el lado vacío del colchón. Habían pasado varias semanas desde que había comenzado a quedarse con Elizabeth , así que ya se sentía raro cuando no despertaba con ella a su lado. Incluso esos días donde estuvieron separados se sintieron extraños. Aún así, Peter estaba preocupado. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y parecía que no podía resolver ninguna.

Primero, estaba el asunto de May trabajando demasiado, además de que al no estar viviendo con ella, Happy pasaba más tiempo en el departamento. No era que aquello le causara celos, pero tenía miedo de que todo terminara lastimando a May. Había varias razones por las que Peter nunca le había a May sobre su alter ego, y una de ellas había sido protegerla. Esa había sido una de las principales razones por las que había terminado con MJ y ese era el porqué le mentía a su tía o le daba verdades a medias. Todo lo que hizo alguna vez fue para proteger a la gente que amaba.

Él sabía que hizo lo correcto, pero ahora no podía mentirle sobre su vida a una de las personas que más quería. Elizabeth lo sabía todo, y él no quería agobiarla con sus problemas en ese momento, y más cuando parecía que la cordura de su novia estaba pendiendo de un hilo.

Peter levantó el rostro de la almohada para ver a Elizabeth sentada en la cama, dandole la espalda y  sin emitir ningún sonido. Peter sentía sus latidos rápidos y constantes. Estaba nerviosa. Quizás demasiado. Peter se levantó un poco para sentarse en la cama, justo detrás de Elizabeth. Le colocó una mano sobre el hombro, y ella la tomó, apretándola un poco.

—Perdón por haberte despertado. —dijo Elizabeth sin voltear. —Mi plan era volver a dormir un rato, no quería preocuparte.

—No te preocupes, Lizzie. —dijo Peter. —¿Dónde estabas?

Elizabeth levantó su mano, mostrando una carpeta amarilla con unas letras en ruso impresas al frente.—Tengo el archivo.

La voz de Elizabeth sonaba fría, seria. Como si no pudiera creer que aún tuviera fuerzas para hablar. Peter ni siquiera se había dado cuenta en que momento ella se había levantado de la cama. Realmente había quedado agotado del día anterior. Se movió lo suficiente como para sentarse a su lado, y al hacerlo Elizabeth recostó su cabeza en su hombro.

—¿Lo leíste? —Preguntó él.

—Es complicado, —comenzó ella, sin emociones en su voz. —Tengo...

—¿Miedo? —ella asintió. —¿Por qué?

Elizabeth rozó con sus dedos su nombre grabado en la carpeta. —Se supone que ya dejé todo atrás, ¿Qué pasa si me vuelvo a romper?

—¿A que te refieres con "volverte a romper"?

—Tú me viste ayer. — contestó. — Aprendí a dejar todo atrás, he ido a mis terapias, dejé las pastillas. He hecho cada parte a la perfección, y solo bastó una maldita carta para todo regresara. No es justo. El solo saber que este maldito archivo existe es doloroso. Siento como si yo no fuera quien controla mis reaccionas. A esto me refería con no querer hacer tu vida más difícil.

Peter se mordió el labio para abrazar a Elizabeth, dejando que ella se acomodara contra él y se acurrucara en su pecho. Le acarició una mejilla y besó su cabeza en un intento de mostrarle que estaba ahí para ella. Podía sentir como su cuerpo se relajaba con el pasar de los minutos, logrando así que él mismo Peter se relajara. Tomo a Elizabeth por el mentón, logrando que al fin lo mirara a los ojos. Podía notar la desesperación en su mirada y aquello le preocupaba.

—No me importa si te vuelves a romper. Si eso pasa, yo mismo te ayudaré a recoger los pedazos y los pegaré por ti. —dijo Peter, mirando los ojos cristalinos de la chica. —Tu dolor no te quita valor. Sigues siendo mi Lizzie con o sin él, y es lo único que me importa.

Red Widow [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora