CAPÍTULO 30| SOFÁ Y LIBRO IGUAL A MEJOR PLAN

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CAPÍTULO 30

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SOFÁ Y LIBRO IGUAL 

A MEJOR PLAN

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—¿Quieres que vayamos a una especie de cita? —preguntó Viktor. Al hablar, su caja torácica vibró, cosa que yo noté por estar tumbada encima de su pecho.

Después de cenar y limpiar los platos, los dos nos tumbamos en el sofá a leer el mismo libro.

Levanté la mirada del libro, lo dejé encima de mi pecho y levanté la cabeza hacia atrás para mirar a Viktor.

—No sabía que fueras de esos tipos.

—¿Esos tipos?

—Ya sabes, románticos —contesté con una sonrisa.

—¿Ir a una cita me hace un chico romántico? —inquirió Viktor divertido.

Me encogí de hombros con una sonrisa en la cara.

—Suponía que no eras de esos. Todo de ti, tu aspecto y apariencia grita todo lo contrario.

—Deberías de dejar de suponer —respondió Viktor acariciando mi rostro con sus dedos. Su toque era delicado.

—Pero no quiero que sea la típica cita. Ya sabes, ir a cenar, al cine o a la playa —expliqué enumerando con los dedos de la mano.

—¿A dónde te gustaría ir? —preguntó con una sonrisa divertida plasmada en su cara.

—A una librería.

—¿No prefieres ir a una cafetería ambientada en el kpop?

Giré mi cabeza para verle un poco mejor y lo miré sorprendida.

—¿Tú cómo sabes de esos sitios?

—Vivo contigo. Y la mayor parte del día me hablas del kpop y los idols que más te gustan —dijo con obviedad—. Sería un mal novio no investigar las cosas que le gustan a mi novia.

—Qué buen novio que eres —contesté con burla—. Así me gusta. Haciendo los deberes.

Al decir eso último me gané un pequeño golpe en la nariz por parte de Viktor.

—No tientes a la suerte.

—¿Por qué? ¿Qué me harás?

Viktor levantó las cejas y con una sonrisa colocó sus manos en mis costillas.

—Sé que tienes cosquillas.

Agarré sus manos con las mías y le sonreí con inocencia.

—Ya paro. Pero no me hagas cosquillas por favor —Viktor quitó las manos de mis costillas para ponerlas en mi cintura. Suspiré aliviada—. Y volviendo al tema de la cita, prefiero ir a la librería. Necesito comprar más libros.

—A este paso mi casa acabará por convertirse en una biblioteca. ¿No será ese tu plan?

—Cuando terminen las obras de mi apartamento, mis libros y yo volveremos a casa.

Viktor negó rápidamente con la cabeza y aumentó el agarre de mi cintura.

—Tú no te vas de aquí.

—¿Por qué? —pregunté divertida.

—Me he acostumbrado a tenerte cerca —se sinceró Viktor—. No sé cómo vivir sin ti.

Nunca había imaginado que vería el lado cursi de Viktor.

—Muy mal. No puedes depender de mí. ¿Y si me muero?

—No seas gafe, Lyssa —dijo Viktor con el ceño fruncido.

—Pero podría pasar. No sabemos lo que podría pasar el día de mañana.

Viktor me abrazó más fuerte y recargó su cabeza encima de la mía.

—Vivamos en el presente y no en lo que podría pasar en un futuro.

—Hoy aparte de cursi estás filosófico —contesté negando con una sonrisa. Recargué mi cabeza en su pecho y suspiré—. Aunque no me molesta. ¿A qué se debe tal cambio?

—Si esperas que te diga que el amor me ha cambiado o que tú me has cambiado, siento decirte que te llevarás una decepción —empezó a decir Viktor abrazándome más fuerte para estar más juntos—. Simplemente hago lo que haría con mi novia. Sería raro que hiciera todo esto sin que tú fueras mi novia.

—Es lógico.

—Ahora sigamos leyendo antes de irnos a dormir —dijo Viktor cogiendo el libro de mi pecho para abrirlo por la página que nos habíamos quedado.

—¿No organizaremos la cita?

—Mejor mañana que es tarde. Aunque no creo que haya que organizar nada, es ir a una librería y ya está.

Asentí dándole la razón y le quité el libro de sus manos, le puse un punto de libro y lo cerré.

—Mejor leamos en la cama.

Viktor asintió y se levantó con cuidado de no tirarme, yo lo esperé en el sofá con los brazos extendidos.

—Llévame en brazos.

—Hoy estás muy perezosa —se quejó Viktor negando con la cabeza. Pero aun así se encorvó y me cogió, pero no como yo me lo esperaba.

—¡Pero no como si fuera un saco de patatas!

Viktor se carcajeó y me dio un pequeño azote en el trasero.

—No has especificado.







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