CAPÍTULO 34| BUSCANDO NUEVO APARTAMENTO

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CAPÍTULO 34

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BUSCANDO NUEVO

APARTAMENTO

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Pedimos unas tapas y al final acabamos comiendo en ese mismo bar. Yo pedí un agua con gas y un plato combinado, Viktor una limonada y un entrecot a la pimienta y Luc un té de limón con hielo y espaguetis con carne. Tuvimos bastante suerte que en ese bar también preparaban comida.

Tras comer y divertirnos, nos despedimos de Luc y fuimos a casa, donde nos sentamos en el sofá, yo sentada y Viktor tumbado con la cabeza en mi regazo. Thanatos también estaba con nosotros, tumbado en el suelo comiendo uno de los premios que compró Viktor.

—¿Y cómo es que quieres buscar un nuevo apartamento? —pregunté mientras le ayudaba en la búsqueda, guardando los apartamentos que parecían estar bien y a buen precio.

Viktor levantó la mirada y me miró desde abajo.

—Para mudarnos juntos.

Abrí la boca sorprendida.

—¿Qué?

—Llevo dos días pensando en mudarnos —explicó Viktor—. En teoría las obras de tu piso terminan en un mes más o menos. Y yo ya llevo planeando mudarme de apartamento hace bastante tiempo. No soporto a la dueña del edificio y está subiendo los precios.

—¿Y cuándo planeabas contármelo? —inquirí divertida.

No me molestaba que no me lo hubiera dicho, aunque me involucrara. Suponía que me lo habría contado un poco más adelante.

Viktor me miró y sonrió como un niño pequeño.

—Cuando tuviera el piso ya en mente.

Asentí sonriendo y seguimos buscando en silencio.

—Cuéntame algo de ti —pregunté después de un tiempo en silencio—. Tú sabes algo de mí, pero yo no sé mucho sobre ti.

Viktor se encogió de hombros.

—No hay mucho que contar.

—Seguro que sí —dije acariciando su pelo con la mano que tenía libre.

—Pues soy de Rusia y vine aquí con dieciséis años.

—¿Y por qué decidiste venir aquí?

—Mi padre y yo no es que nos llevemos muy bien. No nos odiamos, pero tampoco es que seamos los típicos padres e hijos de las películas americanas —empezó a contar—. Y vivir en casa con él era como si viviese prácticamente solo. Así que le conté que me quería ir a otro país a estudiar y él accedió, y desde ese día, me manda dinero cada dos meses.

Me quedé pensando durante unos minutos.

—Pero al menos sabes que te quiere. Si no ¿por qué te seguiría mandando dinero?

—O solo siente responsabilidad por mí. ¿Y tú? —me preguntó—. Sé que eres huérfana, ya me lo dijiste el día en el que nos conocimos. Pero habrás tenido familia adoptiva.

Negué con una sonrisa tensa.

—La verdad es que no. Nadie me adoptó y pues cuando cumplí los dieciocho años prácticamente tuve que buscarme la vida.

—¿Y no sabes nada de tu familia biológica?

—Según lo que me contaron las cuidadoras. Y de lo poco que recuerdo, mis padres murieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía menos de un año. Yo iba con ellos y tuve la suerte de salvarme —expliqué sin pena alguna. No me afectaba para nada contar estas cosas, después de todo no recordaba casi nada—. Y aparte de ellos no tengo más familia.

—No te diré lo siento porque ya me dejaste claro que no quería que tuvieran pena de ti. Cosa que no tengo.

—Aprecio eso —contesté encorvándome un poco para darle un beso en la frente. Viktor se me quedó viendo—. ¿Qué?

Viktor señaló su mejilla izquierda y antes de darle otro beso sonreí divertida, señaló su mejilla derecha y yo le di otro beso.

—Ahora aquí —dijo señalando sus labios.

No me lo pensé y junté nuestros labios en un suave y tierno beso, cuando iba a separarme, Viktor agarró mi nuca y profundizó el beso.

—Travieso —contesté en un susurro.

—Como te gusto.

—No voy a negar ni afirmar nada —dije divertida.

—No hace falta que lo hagas —dijo sonriendo—. Tus ojos brillosos y cara iluminada me lo dicen por ti.

—Oh, vamos, calla —respondí dándole un manotazo. Si seguía así me iba a poner roja—. Sigamos buscando apartamentos.

—De acuerdo. Sigamos buscando nuestro apartamento de los sueños.

Puse los ojos en blanco.

—Podríamos ir un día de estos a comprar cosas simples para el hogar —comenté—. Así cuando nos mudemos ya tengamos algunas cosas.

—Me parece bien —contestó Viktor.

—Podríamos ir con Arashi y Luc.

—Ya no me parece bien.







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