EXTRA 1
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DOLLY Y MARY
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—No sé qué es lo que hacemos aquí —se quejó Viktor a un lado mío—. Ni que le importáramos a la vieja.
—¡Viktor! —susurré un poco alto—. No digas eso. Ten un poco de respeto.
Viktor puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.
Puse mi mejor sonrisa y obligué a Viktor a poner la suya también. Sin embargo, su sonrisa se parecía más a una mueca.
Cuando la puerta se abrió, reveló a una abuelita, con pelo corto y blanco, gafas y cara redonda.
—¿Qué se les ofrece jovencitos?
Estiré mis brazos hacia ella, mostrándole los brownies que había hecho expresamente para ella. Mi vecina de pasillo.
—Somos nuevos y hemos venido a presentarnos —dije con una sonrisa cálida y enorme—. También le he traído unos brownies que he hecho.
La cara de la abuelita se iluminó por la gran sonrisa que ocupó su cara.
—Muchísimas gracias —Miró a mi novio, que estaba un poco impaciente y aburrido—. Pasad, pasad, no os quedéis ahí fuera.
—Gracias —agradecí sonriendo. Codeé a Viktor para que dejara de ser tan amargado.
Entramos a la casa, una bonita casa dorada con papel de pared y vitrinas con vajillas y muñecas.
—Creo que las viejas llaman a la misma persona para que le decoren la casa —murmuró Viktor en mi oído—. Son todas iguales de feas.
—Compórtate.
—¿Cómo os llamáis? —preguntó la abuelita llevándonos al salón.
—Yo soy Lyssa y él es mi novio Viktor, encantada.
—Que jovencita más amable —halagó la abuelita—. Yo soy Dolly, un placer. ¿Queréis un té para tomar mientras hablamos?
—Me quiero ir a mi apartamento. Prefiero soportar a Luc durante veinticuatro horas seguidas antes que esto —me dijo Viktor en un susurro lo suficientemente bajo como para que Dolly lo oyese.
—Si, claro. Y si puedes, el de Viktor con extra de azúcar, parece que estos días le falta la dulzura —dije con una carcajada.
Dolly me sonrió.
—Por supuesto.
—¿Vive sola?
—No, vivo con mi mejor amiga Mary. Pero ha ido a comprar.
Asentí para que supiera que la escuchaba y me senté en el sofá, con Viktor a mi lado.
—Tu novio es un chico de pocas palabras por lo que se ve.
—Lo es —contesté con una sonrisa.
★★★
Estuvimos prácticamente todo el día hablando y atiborrándonos con té y galletas con Dolly, hasta que Viktor no aguantó más y yo, como buena novia que era decidí acabar con el sufrimiento de Viktor.
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Viviendo con Viktor
RomanceLyssa tenía una cosa clara, odiaba a la propietaria del edifico en el que vivía. ¿Tanto le costaba darle un apartamento en el que poder vivir durante los próximos dos meses? A Lyssa le había quedado claro que la dueña era una urraca, así que para no...