CAPÍTULO 39
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UN PEQUEÑO PEDAZO
DE LA VIDA DE ARASHI
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Nada más salir de mi habitación, solté un fuerte estornudo. Ya notaba que empezaba a resfriarme por culpa de Viktor.
—¿Qué haces disfrazada de burrito? —preguntó Viktor divertido.
Me crucé de brazos y lo miré mal.
—Por tu culpa estoy constipada. ¿Cómo se te ocurre tirarme al agua helada con el frío que hace?
—No te lamentes ahora —se quejó Viktor—. Después de tirarte al agua te lo pasaste de maravilla jugando conmigo en el mar.
—Pues suerte de que solo jugué y no te ahogué —contesté subiendo el cierre del largo abrigo negro—. Ahora que lo pienso, me arrepiento de no haberlo hecho.
Viktor soltó una pequeña risita y se fue a su cuarto para después salir de el con una bufanda, un gorro y unos guantes. Se puso de frente a mí y me puso el gorro.
—Anda, deja de quejarte —dijo poniéndome también la bufanda bien apretada y que cubriera parte de mi boca y nariz—. Ya te dije que si te enfermabas te cuidaría.
Rodé los ojos y lo miré por encima de la bufanda.
—Pero no tendrías que cuidarme si no me hubieras tirado al agua.
Viktor chistó con la boca y me dio dos golpecitos en la frente.
—¿Vas a mencionarlo siempre? —inquirió Viktor yendo a ponerse su chaqueta.
—Si, ¿qué pasa? —cuestioné cruzada de brazos—. Lo diré hasta el día en el que te mueras.
—Rencorosa.
—¿Y cómo que tú no estás mal? —pregunté mirándolo de arriba abajo. Viktor estaba fresco como una rosa mientras yo parecía un cactus seco como el desierto.
Viktor se encogió de hombros.
—Tendré buenas defensas.
—Arashi tendrá razón y serás el Rey de Hielo —susurré pasando por su lado para ir a la puerta de casa—. ¿Vamos? Arashi debe de estar esperándonos.
Viktor cogió las llaves de casa y del coche y fue tras de mí.
—No creas. Aunque parezca responsable, Arashi aún debe de estar en pijama —dijo Viktor saliendo de casa, salí tras él y cerró la puerta del apartamento—. Aunque siempre es puntual y odia a las personas que no lo son, Arashi empezará a vestirse cuando le enviemos un mensaje.
—Pues le envío el mensaje yo —dije saliendo del edificio. Saqué el móvil y le mandé un simple "Estamos de camino" a lo que Arashi me contestó con un simple "Vale".
—Las enfermas primero —dijo Viktor abriendo la puerta del copiloto cuando llegamos al coche.
—Mira que eres pesado —reproché entrando al coche. Viktor se inclinó a mí y me colocó el cinturón de seguridad—. Sabes que no estoy inválida, ¿no?
—Claro que lo sé —contestó Viktor con obviedad para después mirarme con picardía—. Tus manos hacen maravillas.
—¡Serás cerdo! —exclamé avergonzada. Miré afuera para asegurarme de que no hubiese nadie que lo hubiera escuchado.
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Viviendo con Viktor
RomanceLyssa tenía una cosa clara, odiaba a la propietaria del edifico en el que vivía. ¿Tanto le costaba darle un apartamento en el que poder vivir durante los próximos dos meses? A Lyssa le había quedado claro que la dueña era una urraca, así que para no...