CAPÍTULO 24| ME CONVIERTO EN UN BURRITO HECHO DE MANTAS

539 37 35
                                    



CAPÍTULO 24

═══════════════════

ME CONVIERTO EN 

UN BURRITO 

HECHO  DE MANTAS

═══════════════════


Nada más llegar al prado, Luc y Arashi me abordaron de preguntas. Los dos estaban llenos de preocupación y me lo hicieron saber aún más cuando Luc empezó a traerme mantas y con la ayuda de Viktor y Arashi me enrollaron cual burrito. Estaba calentita, pero no podía mover los brazos. Practicante tenía cero movilidad.

—Pareces un gusano gruñón —comentó Viktor sentándose a mi lado.

—Yo le veo más parecido a un burrito —dijo Luc.

Yo miré mal a los dos.

—Adelante. Os permito compararme con seres vivos y con comida.

—Es que te ves tierna así —contestó Arahshi—. Toda enrollada en mantas y con el ceño fruncido.

—¡No me puedo mover! —dije exasperada—. La única movilidad de mi cuerpo en estos momentos son mi cuello y mi cara.

—Aguanta un poco más así —dijo Viktor acariciando mi cabeza.

—Preferimos que seas un burrito gruñón a ser una tiesa gruñona —anunció Luc mientras ponía a calentar la sopa.

—Cuando has llegado estabas helada —dijo Arashi. Y la verdad es que tenían razón.

Al llegar junto a ellos parecía un cubito de hielo de lo fría que estaba y Luc y Arashi al verme así corrieron preocupados hacía mí. Después de eso, ya sabéis, me envolvieron con mantas para entrar en calor.

—Estaba, en pasado —contesté virando los ojos—. Ahora me estoy achicharrando. Dentro de nada me convertiré en un pollo asado.

—Quédate así unos minutos más —ordenó Viktor. La preocupación era palpable en su voz—. Después si quieres puedes correr desnuda por el bosque como una loca. Pero ahora tienes que entrar en calor.

—Haz caso a Viktor —dijo Arashi sentándose a mi lado para poner uno de sus brazos en mi hombro y dándome palmaditas—. Nunca lo habíamos visto tan preocupado por alguien. Nos has asustado a los tres.

—La próxima vez te regalo una correa —contestó vertiendo la sopa en un vaso—. Así no te podremos perder.

Lo miré con los ojos entrecerrados.

—Que gracioso.

—Buena idea —dijo Viktor con una casi imperceptible sonrisa ladeada—. Incluso Thanatos hubiera sabido el camino de regreso.

—No me compares con un perro.

—Cierto. Hasta un perro es más inteligente.

Y aquí volvió a aparecer otra vez el Viktor de siempre. Parecía ser que el Viktor de hace apenas unos minutos se había desvanecido como se desvanece un espejismo en medio del desierto.



★★★

Viviendo con ViktorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora