Capítulo 25

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RACHEL

Julia regresó a casa, y en ese momento, hubo un incómodo silencio entre el señor Harris y yo debido a lo que había ocurrido unos días atrás, cuando habíamos tenido una extraña conversación sobre nuestras preferencias sexuales, algo que no debería discutirse con el jefe.
Desde entonces, ambos nos mirábamos con curiosidad e inquietud, pero tratamos de actuar como si nada hubiera sucedido.

— ¿Y cómo se volvió tan bueno en el tiro al blanco? — pregunté para romper el hielo, mientras caminábamos por el parque donde se celebraba la feria.

Anton: — Lo practicaba cuando era niño, principalmente para distraerme cuando mis padres discutían. Me ponía loa audífonos con la música a todo volumen y tiraba dardos a la diana

— La historia tiene una parte mala, pero resultó tener muy buenos resultados

Anton: — Ajá

— Oiga, pero no se vale — dije desconcertada.

Anton: — ¿El qué?

— Que no se vale lo de antes.
Usted ya sabía cómo tirar los dardos y yo no y en eso me tuvo muchísima ventaja y no se vale — expliqué y él rio de esa manera tan peculiar, revelando una sonrisa tierna con hoyuelos que le quitaban lo machote que se veía, ya que se veía muy tierno.

Anton: — No es mi culpa que me hayas desafiado

— ¿Y yo qué sabía?

Anton: — ¿Y qué quieres hacer para la revancha, perdedora? — preguntó desafiante y entrecerré los ojos mientras le veía, mostrándole rivalidad.

— Juguemos a otro juego

Anton: — ¿A cuál?

Miramos hacia todos lados, a todos los puestos, con muchos juegos, hasta que por fin encontré el indicado y al que estaba clarísimo que no perdería, si tenía suerte, claro.

— A ese

Nos acercamos al puesto y el señor Harris se sorprendió.

Anton: — ¿En serio? ¿Quieres perder otra vez?

— Eso lo veremos — dije y le guiñé el ojo.

Señor: — Vale, les explico en qué consiste el juego. Tenéis que disparar al pato y la dificultad es que con cada disparo que le dé a uno, este irá más rápido.
Se tiene que disparar durante el minuto del cronómetro y quien mate más patos gana.
Usted señorita disparará en este lado derecho y el señor en aquel lado de allá, en el izquierdo

— Entendido

Señor: — ¿Preparados?

Asentí a su pregunta, tomé el arma de juguete y apunté. Mientras tanto, miré al señor Harris que estaba al lado mío.

Anton: — Vas a perder

— Esto es pan comido para mí

El juego inició y los patos empezaron a salir uno tras otro.
¡Bam! Le di al primer pato y como había dicho el señor encargado de dirigir el juego, la máquina aumentó la velocidad y los patos iban más rápido.
El segundo tiro dio en el centro color rojo que tenía el pato, en el objetivo. Así pues, ya solo quedaban cinco segundos del minuto que contaba el cronómetro y aproveché ese tiempo para darle a unos cuantos patos más que salían.

Mientras me concentraba en mis disparos, no tenía idea de cómo le iba al señor Harris, pero al finalizar el juego, descubrí al ganador.

Señor: — ¡Vaya, tenemos ganadora!

Señor Harris, Usted Es Mi ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora