Capítulo 28

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RACHEL

21:10 pm.

Estaba sentada en mi cama, sintiendo la tensión en el aire. A pesar de que la hora acordada había llegado, la invitación peculiar del señor Harris por la mañana me hacía dudar. Mis nervios estaban al límite, pero finalmente reuní la valentía para levantarme y acercarme a la puerta de su habitación. Sin embargo, justo antes de abrir la puerta, me paré en seco y regresé a sentarme en mi cama.

¡Dios! Es que estaba temblando.
Ni que fuera la primera vez que tenía sexo, pero si sería la primera vez que lo hacía con un hombre guapísimo y que me ponía caliente con solo mirarme.

«Rachel, sé valiente. Solo irás a hacer lo que sea y ya está.
¡Ni que fueras a casarte con él!», pensaba y eso me ayudó a nuevamente levantarme.
Reuniendo mi valentía, me dirigí hacia la habitación del señor Harris, que tenía la puerta abierta, así que entré sin llamar. Inicialmente, no lo encontré en la habitación, pero de repente surgió del baño, secándose el cabello con una toalla. Había terminado de ducharse y llevaba puesto un chándal negro, con su torso al descubierto. Cuando me vio, esbozó una sonrisa de lado y se acercó hacia donde yo estaba, dando cinco pasos.

Anton: — Pensé que no vendrías

— Bueno, si quiere me voy — dije y tragué saliva.

Anton: — Cierra la puerta

— Mm

Me quedé dudando.
Indecisa si dar la vuelta y salir corriendo o quedarme ahí con él, pero ya no podía.
Tenía que ser valiente y enfrentar lo que estaba a punto de pasar.
Por fin, él cerró la puerta por mí, poniéndole seguro y mis piernas se pusieron a temblar con el sonido que hizo la cerradura.
Ahora sí, ya no tenía escapatoria, al menos que me lanzara por la ventana.

Anton: — Te veo un poco nerviosa
— susurró a mis espaldas.

— ¿Nerviosa? ¡Nah!

Obviamente que era mentira.
¿Quién se iba a creer eso?

Anton: — ¿Una copa?

Me ofreció una copa de vino y no me pude negar.
Tenía que tranquilizarme y que el alcohol me ayudara a olvidar todo y a dejarme llevar.

Anton: — ¿Algo en especial que quieras pedirme antes?

— ¿A qué viene esa pregunta?

Anton: — Por lo de antes.
Me dijiste que me escuchaste teniendo sexo, así que ¿no te molestaría que te hiciera gritar así como a las otras?

— Yo soy única, ¿sabe? Y yo considero que las palabras no valen, sino que son los hechos los que más prevalecen
— expliqué y él se acercó a mí.

Anton: — Vale, lo que digas

Estiró su mano, me tomó de la mía, me levanté de la silla y él de una zancada me llevó hasta la pared, poniéndome contra ella de espaldas y él se topó a mi cuerpo.
Todo había sido tan rápido que no pude pensar con claridad.

Anton: — Una cosa te voy a decir. Conmigo no seas una santa, una refinada o una respetuosa.
A partir de este momento, quiero que saques lo que llevas dentro, la perra que te gustaría ser y que escondes cuando me ves

Sus palabras me calentaron, eso estaba clarísimo, pero no sabía si tomarlas como un insulto, como un halago.
Igualmente, no aguanté las ganas y quien dio el primer beso fui yo.

— Entonces hágame serlo — murmuré mirando a sus labios después de apartarme de él y en cuanto lo dije, me pegó contra la pared.
Aprovechando que andaba falda, solo metió sus manos por debajo de ella y bajó mis bragas.
Luego, abrió un bote de lubricante y se echó unas cuantas gotas en los dedos. Empezó a tocar mi intimidad con sus dedos y mientras tanto me miró a los ojos con mucha intensidad.
Así nos mantuvimos por unos minutos, hasta que me empecé a mojar y ahí fue cuando me dio la vuelta y quedé de espaldas a él y ahora tenía de frente la pared.
Entonces, se alejó por un instante y escuché que abrió un sobre de plástico.
Bajó el cierre de mi falda, también mis bragas y cuando cayeron sobre mis pies me morí de vergüenza.
Él estaba observando mi trasero y no podía sentirme más avergonzada como lo estaba en ese momento, pero ¿por qué me daba vergüenza?
Me tendría que dar igual si le gustaba lo que veía o no, ese no era mi problema, por lo que, mientras pensaba en ello, él me dio una nalgada y sus palabras me sacaron de dudas.

Señor Harris, Usted Es Mi ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora