RACHEL
5:10 am.
Miré mi teléfono, que estaba sobre la mesita de noche, y vi la hora, lo que me llenó de preocupación.
A esa hora, Julia me había dicho que dejaría a la niña en mi habitación, y si no me encontraba allí, tendría un problema.— Tengo que irme
Anton: — ¿Por qué no te quedas?
— preguntó mientras me abrazaba por detrás, haciéndome cucharita.— Porque tengo que cuidar a la niña. Julia me dijo que a esta hora me la dejaría porque tiene que ir al médico
Anton: — Solo quédate un rato más
— insistió, lo cual me hizo sonreír.— ¿No ha sido suficiente con lo que pasó anoche? — pregunté y me di la vuelta para mirarlo directamente.
Anton: — ¿Qué pasó? — preguntó con el ceño fruncido, obviamente haciéndose el inocente.
— Me tengo que ir — dije y le di un beso.
Anton: — Debes saber que me debes otra ronda
— ¿Dos rondas no fueron suficientes?
Anton: — Ven
— No, Anton, no puedo — respondí cuando él sugirió que me subiera encima de él.
Anton: — Ven, no te arrepentirás
— Pero es que tengo que...
Me callé porque él se quitó la sábana que tenía encima de su cuerpo y pude ver su pene, el cual estaba erecto.
— Está bien, pero que sea rápido
Anton: — Esa es mi especialidad — dijo sonriendo y me acomodé para metérmela yo misma.
Empecé a moverme rápido, pero conforme pasó el tiempo, preferí bajar la velocidad y disfrutar de ese momento.
No hacía falta correr. De todas formas, Julia me había dicho que hasta las seis me dejaría a la pequeña, así que teníamos tiempo.6:15 am.
— Ahora si tengo que irme
Anton: — ¿Estás segura? — preguntó y la continuó metiendo.
— Mmm
Con mi gemido, él aceleró sus embestidas hasta que de un momento a otro me hizo venir.
Me dio un beso en la boca y se salió de mí.Anton: — Nos vemos después entonces
— Me has dejado con ganas
Anton: — ¿Por qué? Si te hice venir
— Pero yo quería ver que te corrías también
Anton: — Ya no me queda, me has sacado todo lo que tenía — dijo y me hizo reír.
— Sabes que si tengo todavía, era broma, pero ahora lo que quería era que te fueras satisfecha de la habitación— Y lo estoy, aun así, me falta ver que tú también lo disfrutaste
Anton: — Si escucharte gemir mientras te lo meto es lo que más disfruto
— mencionó y se inclinó para darme un beso.— Gracias
Anton: — Nos vemos después
— Hasta luego
Le di un último beso, recogí mi ropa y me envolví en una sábana, ya que no quería caminar por su habitación desnuda, aunque él ya me había visto así. Todavía no me acostumbraba a eso.
Luego, salí de la habitación de Anton, cerrando la puerta tras de mí.
Al levantar la mirada, me encontré con Julia, quien salía de mi habitación.
Yo sentí mucha vergüenza mirarle a los ojos y mucho más al saber que hace segundos Anton y yo nos estábamos comiendo hasta el alma.— E… No es lo que parece — dije rápidamente, acercándome, y ella solo me miraba sorprendida.
— Puedo explicarte — mencioné y la conduje a mi habitación, a lo que ella no dijo nada.
— Julia, es que…Julia: — Rachel, no tienes que explicarme nada — dijo con su voz tranquila y esto me desconcertó.
— Pe…
Julia: — No pasa nada, no te preocupes
— ¿En serio no estás enfadada?
Julia: — Por supuesto que no. Es normal que tú y el señor Harris hagáis… bueno, este tipo de cosas — explicó, sintiéndose incómoda.
— Pero yo no quería que esto pasara. Te juro que pensaba contártelo algún día
Julia: — No tienes por qué. Además, me alegra saber que mi hijo está saliendo con una mujer digna, como lo eres tú
— dijo, y sonreí.— Pensé que te molestaría
Julia: — Para nada. Rachel, no te preocupes, esto tenía que suceder en algún momento. Él y tú os merecéis estar juntos y hacéis una buena pareja
— ¿Tú crees?
Julia: — ¡Claro! De hecho, me gustaría tenerte como nuera
— Gracias
Julia: — Rachel, tú mereces ser feliz, y si mi hijo te hace sentir bien, no tengo razón para reprochar nada. Es su vida, y solo quiero lo mejor para ti y para él
— dijo, y asentí.
— Así que no te avergüences de esto. Si quieres dormir con él, no te escondas— Lo hacía porque no quería que pensaras que me estaba aprovechando de él o algo así. Sabes que somos amigas, y no quería que eso se interpusiera
Julia: — ¡Nada de eso! Al contrario, me alegra saber que están saliendo.
Bueno, yo tengo que ir al médico. Tengo una cita a las siete, y si me retraso, llegaré muy tarde— Claro, no te preocupes
Julia: — Por cierto, la niña está en su cuna
— Me ocuparé de ella
Julia: — Nos vemos más tarde
— Adiós, cuídate
JULIA
Dr. Grey: — Bueno, no veo nada inusual en este momento
— ¿Y lo que me dijiste hace una semana?
Dr. Grey: — Parece que no era lo que pensé, por suerte
— ¿Entonces puedo estar tranquila?
Dr. Grey: — Sí, parece que no hay motivo de preocupación. Antes pensé que podría ser un tumor, pero ahora no hay razón para preocuparse — dijo, y suspiré aliviada.
— Gracias a Dios
Dr. Grey: — Es una buena noticia. Pero, Julia, cuídate y no te preocupes tanto. Tus niveles de estrés estaban un poco altos y tu presión arterial también
— Lo haré, me cuidaré más. Es que tengo un asunto importante que atender y me preocupa mucho, pero gracias, doctor Grey
Dr. Grey: — No hay de qué. Recuerda, si necesitas algo, házmelo saber. Y trata de resolver ese asunto lo antes posible; es mejor no preocuparse demasiado.
— De acuerdo. Adiós
Dr. Grey: — Adiós
Salí de su consultorio, sintiéndome tremendamente aliviada. Saber que no tenía nada grave y que gozaba de buena salud me tranquilizó mucho.
Ahora podía estar bien, ya que cuando mencionó la posibilidad de un tumor, temí por lo que podría suceder. Si no hubiera una cura, podría morir, y eso me asustaba. No podía dejar este mundo sin antes contarle a Anton que era mi hijo.
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Señor Harris, Usted Es Mi Obsesión
RomanceAnton Harris, dueño de una editorial, se enfrenta a un giro importante en su vida con una sorpresa inesperada. Para lidiar con la situación, contrata a Rachel Hill como niñera. A pesar de su historial con otras mujeres, Anton encuentra en Rachel a a...