Señor Harris, Usted Es Mi Obsesión

Capítulo 37

ANTON

Ese día me levanté muy tarde porque no tenía nada que hacer.
Las fotos del escritor ya estaban hechas y listas para que las escogiera y se decidiera cuál poner en la portada, pero ese no sería mi trabajo, sino suyo, puesto que era su libro y él tenía que elegir.

Más tarde, bajé a almorzar y me encontré con Rachel dándole de comer a la pequeña.

Rachel: - Buenas tardes, señor Harris. El almuerzo está listo

- ¿Y Julia?

Rachel: - No lo sé. Ayer en la noche no vino a dormir

- ¿Y te dijo dónde se quedó?

Rachel: - No, creí que usted lo sabía
- respondió mientras me sentaba enfrente de ella y se levantó para servirme un plato de comida, pero decidí hacerlo por mí mismo.

- Lo hago yo, no te preocupes

Ella se sorprendió por mi cambio de actitud, ya que usualmente eran Julia o Rachel quienes se encargaban de todo. No sabía por qué, pero sentía la necesidad de cambiar ciertos hábitos en mi vida.

Más tarde, me puse a comer y Rachel no dijo nada más.
Solo estuvo almorzando como yo y dándole también de comer a la pequeña.
En tanto, se abrió la puerta de la casa y se apareció Julia, pero no venía sola, también traía consigo un acompañante.

Julia: - Buenas tardes, señor

Se dirigió a mí y la miré y después miré al que estaba detrás de ella.
Era un hombre de cabello negro, ojos verdes y con barba.
Él me miró y se quedó perplejo, no más que yo, porque ese hombre se parecía a mí.
Hasta me dio miedo por el parecido que teníamos.
Era como si estuviese delante de un espejo, solo que mostraba una versión más mayor que yo y con barba.

Julia: - Señor Harris, ¿tiene un momento para charlar?

- Sí, ¿para qué?

Julia: - Quisiera hablar a solas
- respondió y tanto el hombre como yo nos mirábamos de pies a cabeza.
Analizando al que teníamos delante porque él seguramente también se había dado cuenta del parecido que teníamos.

- Hablemos en la sala entonces

Me levanté de la silla, observando cómo Rachel y Julia intercambiaban una mirada extraña antes de que Julia y yo nos retiráramos a la sala, dejando al hombre con Rachel.

- ¿Quién es?

Julia: - Señor Harris, sé que esto no lo sabía, y me siento culpable, pero tengo mis razones

- ¿Razones de qué?

Julia: - Anton

Pronunció mi nombre, lo cual me desconcertó aún más, ya que últimamente me llamaba por mi nombre en lugar de dirigirse a mí como "señor Harris."

- ¿Por qué dices eso?

Julia: - Tengo que decirte algo con lo que espero que no te enfades

- ¿Sobre qué?

Julia: - Prométemelo

- Dímelo antes

Julia lanzó un gran suspiro, y su rostro se llenó de tristeza, como si quisiera llorar.

Julia: - Anton, yo soy tu madre - dijo y sus palabras me dejaron atónito.

- No, con estas cosas sabes que no tienes que jugar, y si quieres burlarte de mí, te advierto que no...

Julia: - Anton... - dijo, y comenzó a llorar, pero aún logró hablar.
- Esto no es lo que esperabas, que llegara un día en que supieras todo esto, pero yo ya no puedo seguir fingiendo ser alguien que no soy. Tú eres mi hijo