Capítulo final

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ANTON

Lunes.

Nuestra visita a Francia había llegado a su fin. Ya no nos quedaban más días, ya que al día siguiente, a las ocho de la mañana, teníamos nuestro vuelo de regreso a los Estados Unidos.

Todos habíamos disfrutado mucho. Habíamos exploramos la hermosa ciudad de París y otros lugares cercanos.
Además, no solo nos deleitamos con la gastronomía y la cultura del país, sino que también fortalecimos nuestros lazos familiares porque estuvimos todos juntos en cada momento y en cada aventura.

Toda la familia había compartido momentos realmente especiales, y eso era lo más importante para cada uno.
Así que el regalo que nos llevábamos era esa hermosa experiencia que quedaría guardada en nuestros recuerdos.

18:22 pm.

La noche se había presentado con un fresco ambiente que nos envolvía, pero sin el frío de los días anteriores. Estábamos disfrutando de una armoniosa velada al aire libre en la casa de Anton y Julia.

Estábamos reunidos en el patio de la casa, donde una acogedora fogata ardía en el centro. El patio, con forma de rectángulo, se extendía ampliamente a nuestro alrededor. A la izquierda, se encontraba una piscina, mientras que a la derecha habíamos puesto una mesa, sillas y colchas sobre el césped, creando un espacio cómodo para relajarnos.

- Me hubiera encantado ir de camping
- dije mientras servía vino en mi copa.

Rachel: - A mí también

Rachel (hija): - Mamá, a ti te da miedo acampar

Rachel: - Bueno, pero si hubiéramos ido, no me hubiera negado

Dany: - ¿Por qué está prohibido acampar?

Julia: - Por la protección de la naturaleza. Por eso no se puede acampar al aire libre

Rachel: - No importa, estamos mejor aquí en el patio

- Lo dices solo porque no fuimos a acampar, no porque estuvieras constantemente preocupada por si aparecía un oso - mencioné, burlándome de ella.

Rachel: - No es gracioso...

Rachel (hija): - ¿Alguna vez has visto un oso?

Rachel: - No, pero me dan miedo

Rachel (hija): - Papá, ¿a ti te da miedo algún animal?

- Que yo sepa, no

Rachel: - No mientas, le tienes miedo a las cucarachas

- No, no les tengo miedo, les tengo asco, que es diferente

Rachel (hija): - ¿En serio les tienes miedo a las cucarachas? - preguntó burlándose de mí.

-- No

Dany: - Yo también les tengo repelús

- Ves, a Dany también le pasa lo mismo que a mí. Los hombres también le tenemos asco a las cucarachas

Julia: - Tu padre no, pero sí a las ratas

Anton: - No, las ratas me dan asco, no miedo

Rachel: - Ja, ja. A ustedes que dicen que solamente les tienen asco, no les creo. Les tienen miedo también

Dany: - Aquí en París vi una rata cuando andábamos cerca de la torre Eiffel

Anton: - Hay varias, más que nada en lugares donde no hay mucha gente y suelen salir por la noche

Dany: - Pero son grandes aquí, o al menos esa que vi si lo era

Anton: - Menos mal no la vi porque sino que hubiera salido corriendo

Señor Harris, Usted Es Mi ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora