JULIA
Sonreí cuando pronunció mi nombre, y mis ojos se llenaron de lágrimas.
— Sí — respondí, notando la emoción en su mirada y cómo su pecho subía y bajaba rápidamente bajo su camisa.
Sus ojos brillaban, y sin pensarlo, cruzó la barra para darme un beso.
No lo pensó ni lo pensé, solo lo hizo y ahí, con eso que había hecho, no podía tener más dudas.
Sus besos eran únicos, inigualables. Ahí supe que era él, el amor de mi vida: era Anton.Él me abrazó, ambos con lágrimas en los ojos. Yo no podía creerlo; se suponía que él había muerto, pero ahí estaba, real y tangible.
Anton secó sus lágrimas y me miró a los ojos.Anton: — No puede ser posible
— Ni yo me lo creo — respondí entre sollozos, mientras él sostenía mis mejillas con sus manos.
Anton — No sabes cuánto te eché de menos. No puedo creer que esto sea real
— Dímelo a mí. Me dijeron que habías muerto — dije, y él frunció el ceño.
Anton: — ¿¡Quién!?
Alguien: — ¡Anton! — gritó una voz desde la cocina y él no le prestó atención hasta que el que le gritó se asomó por la puerta.
Le dijo algo que no entendí por qué lo dijo en francés y él le respondió.
Era el barman, le reclamó, y Anton le hizo caso.Anton: — Ahora vuelvo.
Tengo que lavar unos platos, pero ahora vuelvo— De acuerdo
Él sonrió y se dirigió a la cocina, no antes sin dejarme de mirarme a los ojos por última vez.
Era impensable, ese hecho era… No era de este mundo.
¡Anton estaba vivo!
Ahora, claro estaba, había cambiado muchísimo.
Tenía unas cuantas canas en su cabello, se había dejado la barba y era más viejo, al igual que yo, pero eso no quitaba que seguía siendo atractivo, al menos para mí si lo seguía siendo.Unos minutos después, volvió y nos sentamos en la mesa que estuve sentada antes.
No hablamos, solo nos miramos y él me tomó de las manos, juntándolas con las suyas.Anton: — Me dijo mi padre que habías fallecido
— ¿Tu padre?
Anton: — Sí. Cuando tú desapareciste y me dijiste que volverías a Estados Unidos. Yo intenté seguirte, no quería perderte, aunque hubieras rechazado mi petición de casarnos porque yo estaba dispuesto a renunciar a todo con tal de tenerte conmigo — dijo y volví a llorar.
— Le pedí a mi padre que hiciera lo posible para encontrarte, ya que él tenía bastantes contactos allá en los Estados Unidos, pero me dijo que te buscó y lo único que encontró fue que el vuelo en el que ibas tuvo un accidente— ¿Él te lo dijo?
Anton: — Sí, me lo aseguró y aunque no le creí me esperé lo peor y, tiempo después, con la duda que me daba el hecho de no creer lo que había pasado, viajé hasta allá y fui a tu domicilio, pero no te encontré y eso hizo darme cuenta de que era posible lo del accidente
— No, bueno, yo me siento viva, no sé yo si ya he muerto o qué — dije haciendo broma y él sonrió.
Anton: — Y me alegro de que eso haya sido mentira. Sinceramente, no esperaba que mi padre me mintiera con eso, pero con el tiempo supe que él era capaz de cualquier cosa, hasta inventarse algo así era posible
— A mí me dijo tu esposa que tú habías muerto
Anton: — ¿Jade?
— No sé cómo se llamaba. El caso es que fui a la mansión donde vivías y el mayordomo me atendió y después llegó ella. Ambos me dijeron que habías muerto por un ataque al corazón
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Señor Harris, Usted Es Mi Obsesión
RomanceAnton Harris, dueño de una editorial, se enfrenta a un giro importante en su vida con una sorpresa inesperada. Para lidiar con la situación, contrata a Rachel Hill como niñera. A pesar de su historial con otras mujeres, Anton encuentra en Rachel a a...