ANTON
Conduje a toda velocidad hasta llegar a la casa de Lucía, sintiendo la urgencia en cada aceleración. Al acercarme a la puerta, toqué el timbre, pero en la primera instancia, nadie respondió. Persistí, tocando el timbre varias veces más hasta que finalmente la puerta se abrió.
Era Damaris, la hija de Lucía.— ¿Dónde está mi hija?
Damaris: — No sé, en la piscina, quizás
— respondió con desagrado.— ¿Y está bien?
Damaris: — Supongo — respondió con desgana, antes de alejarse de la puerta, permitiéndome entrar.
— ¿La piscina?
Damaris: — Allá en el patio. Se sale por esa puerta — respondió señalando una puerta de cristal. Así que fui hasta ella y llegué al patio.
Por suerte, mi hija estaba ahí.
Estaba acostada en una manta sobre el pasto mientras leía un libro.Rachel (hija): — ¿Papá? ¿Qué haces aquí? — preguntó y se puso de pie para darme un abrazo.
— Menos mal que estás bien
Rachel (hija): — Ni que lo digas. Yo no también me he sorprendido
— ¿Por qué? ¿Te pasó algo? ¿Te han hecho daño?
Rachel (hija): — No. ¿Por qué lo preguntas?
— Hay que irnos de aquí
Rachel (hija): — ¿Por?
— Solo has tu maleta y nos vamos. Después hablamos
Rachel (hija): — ¡Perfecto! Gracias, papá. Has sido mi salvación — dijo muy emocionada, como si no estuviera contenta con el tiempo que llevaba en la casa de Lucía.
Así pues, regresé adentro de la casa y busqué a Damaris.— ¿Tu madre dónde está? — pregunté y la chica no me hizo caso.
Con un espejo en mano, estaba enfocada en pintarse los labios, mostrando una falta de cortesía que me desconcertó.
— ¡Eh! ¿Tu madre dónde está?Damaris: — ¿Qué quieres? — preguntó irritada y se quitó un AirPods de su oído izquierdo.
— ¿Tu madre?
Damaris: — Creo que en su habitación
— ¿Dónde?
Damaris: — En la primera planta, segunda puerta
— Vale.
Bájale el volumen a la música porque se ve que no escuchas nada. Quién sabe, podrías quedarte sordaDamaris: — ¡Pff!
Ignoré que no me hiciera caso y vi unas escaleras. Las subí y seguí la instrucción de Damaris.
Toqué la puerta de la segunda puerta de las cuatro que había y escuché a Lucía adentro.Lucía: — ¿Quién?
Abrí la puerta y vi que Lucía estaba sentada en su cama, mientras estaba atenta mirando su teléfono.
Lucía: — ¿Anton, qué haces aquí?
— He venido a llevarme a mi hija — respondí, observando cómo una lágrima recorría su mejilla.
Lucía: — Claro
— ¿Por qué no me lo dijiste? Casi pones en riesgo a mi hija
Lucía: — ¿A qué te refieres?
— A tu marido y sus peligrosos asuntos
Lucía: — ¡Ah! Ya te has enterado — dijo con su voz llena de resignación, mientras su mirada se desviaba hacia el suelo.
Sus ojos reflejaban una mezcla de dolor y decepción.
— A mí también me molestó cuando lo supe hace dos años
ESTÁS LEYENDO
Señor Harris, Usted Es Mi Obsesión
RomanceAnton Harris, dueño de una editorial, se enfrenta a un giro importante en su vida con una sorpresa inesperada. Para lidiar con la situación, contrata a Rachel Hill como niñera. A pesar de su historial con otras mujeres, Anton encuentra en Rachel a a...