Capitulo 7:

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Nuevo día, nuevo año escolar para la pequeña y deprimida Elena Gilbert, quien por más que trata de sonreír de verdad, no lo logra. Me da pena, porque realmente fuera de la pantalla Nina es una chica terriblemente risueña, pero así es la serie... y amo que sea así, Dios, soy una bipolar de tomo y lomo.

—¿Quieres ir al instituto con nosotras?— pregunta Caroline mientras me mira directamente a los ojos.

Es sorprendente que esté de esa manera, cuando su padre la secuestro hace un par de días.

—No me apetece —sonrío— quiero terminar de leer—. Levanto el libro y ella asiente.

Suena tonto, pero estoy leyendo El diario de un vampiro, dentro de la serie que está basada en el libro, es jodido, muy jodido.

—Bess —giro mi cabeza— voy a la ciudad —alzo una ceja—. ¿Necesitas algo? — y sonreí, algo me decía que Damon se preocupada por mí, y eso me gustaba, porque siempre ha sido mi vampiro favorito y además, ¡Es mi ídolo!

—Nada en especial —sonrío— ¿Tú necesitas que haga algo aquí por ti?—. Él sonríe.

—Nada en especial —contesta y se gira— diviértete sin mi cariño —gritó.

—Dudo que pueda —Le contesto— cariño— y escucho su risa.

Confirmado, me declaro culpable, merezco la pena máxima ¡Tengo pensamientos pervertidos y morbosos con respecto a Ian Somerhalder- Damon Salvatore!

Leí un poco más, y al darme cuenta que adelantaba un poco la historia, y que luego estaría sumamente confundida por el hecho de que no sabía lo que pasaría en la seria, lo deje de lado

Me di una larga y profunda ducha en el cuarto de baño de Damon. Si puedo estar en la habitación más hermosa y en la cual mi ídolo se desnuda, lo estaré, a como dé lugar.

Me vestí y como toda la bipolar que soy, decidí ir al instituto donde hace un par de horas, Caroline me había invitado ¿Soy bipolar? Claro que si ¿Soy loca? Totalmente.

Amaba el rojo de mi suéter más que a mi propia vida, literalmente. Amo todo más que mi propia vida y eso está mal, es decir, en estos momentos amo mi vida, estoy viviendo un sueño que es... el mejor sueño hecho realidad.

Entré y caminé por los pasillos del instituto tarareando una canción, cerré los ojos y me dejé llevar por el ritmo que retumbaba en mi cabeza. Si alguien me viera, probablemente correría de mí.

Hasta que sentí la necesidad de correr de mí, sí, quería correr y salir de mi propio cuerpo. Unas fuertes manos se habían cerrado en mi cintura y en un rápido movimiento estaba dentro del gimnasio

Mi mirada asustada se dirigió a Klaus, quien sonreía como si yo fuera una especie de chiste... y a veces lo era, pero ahora, claramente no.

—Bess —susurró, con esos lindos labios. No podía tenerle miedo, era Joseph Morgan— ¿A que no adivinas a quien me encontré?—. Entonces tuve miedo.

Me giré y mi mirada se topó con la de Elena, quien temblaba y sollozaba. Mierda, mierda, mierda, triple mierda para todos.

—¿Ha sido lindo verla? —pregunté— porque tenía pensado llevarla de compras— hundí mis hombros—. Ya sabes, esa camiseta que trae no le queda de lo mejor— sonreí.

—No creo que sea posible, amor— Quería sonreír como tonta, amaba que me digiera así—. Elena debería estar muerta ¿Lo sabías?— alcé una ceja, haciéndome la tonta.

—Mucha gente debería estar muerta, Klaus —Lo miré a los ojos—. ¿Cuántos años tienes? ¿Mil? A esa edad, probablemente los huesos están hecho polvo—sonrío.

—Me gusta tu forma de desafiarme —caminó hasta Stefan—. Si Bess se mueve de su lugar, matas a Elena —abrí mis ojos, estaba usando compulsión en el vampiro ojiverde— y si Bonnie no ha llegado cuando el reloj marque las doce la matas —sonrió—. Si no quieres que Elena muera, no te muevas, amor—. Y se marchó.

En estos momentos, lo odiaba, mucho... mentira, su maldad me atraía, pero igual lo odiaba. Quería a Damon, quería que llegara y me refugiara en sus brazos, quería darle el puto beso de aquel día.

Los minutos pasaron tan lento. El tic tac resonaba en mi cabeza y por mucho que cerrara los ojos, era inevitable no saber que había una presión en todo mi cuerpo.

La puerta fue abierta y Bonnie entró, suspiré, una inmensa felicidad me recorrió el cuerpo.

—Para crear híbridos se necesita la sangre de una doppelganger —Klaus sonrió desde la puerta—. La sangre de Elena.

Tyler, quien no había visto, despertó de la muerte y bebió la sangre de la pequeña Gilbert, y funciono, gracias al cielo.

—Eres muy obediente, Bess— dijo Klaus.

—Ya supiste la verdad —sonreí—, no tengo porque ser obediente —. Entrecerré los ojos y gire mi muñeca, rompiendo su cuello— Elena —La llamé y Stefan caminó—. Acércate un paso y arranco tu corazón—Me sentí poderosa, muy poderosa.

Maté a Klaus... ¡Santa Mierda! Mate a Klaus ¿Existe la posibilidad de que muera en una dimensión diferente a la mía? Porque algo es seguro, Klaus, por mucho que sea un personaje de esta serie, querrá matarme...

Una fan en Mystic Falls |TVD| EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora