Capituló 41:

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Sus ojos cerrados con naturalidad y relajo, su boca entreabierta, dejando que su aliento a menta golpeara mis labios, su pecho desnudo expuesto hacia mi vista, era maravilloso despertar junto a Ian.

Deslicé mi dedo juguetón por su brazo y sonreí cuando se removió ante el tacto, aún no me cabía en la cabeza que esto estaba pasando de verdad, que estaba en su cama y que había hecho el amor.

Me acerque un poco más para que nuestras narices pudiesen rosarse, y lo besé, su mano paso por mi cintura y supe que había despertado.

—Eres como la bella durmiente —susurré sobre sus labios—, en versión masculina— sonrió—. Hola— lo miré a los ojos y sonreí.

—Hola— acarició mi mejilla—. ¿Cómo dormiste?— susurró.

—Desnuda y con los ojos cerrados— soltó una carcajada—. De maravilla ¿Tú?

—Bien— lo vi sonreír de costado—. No te mueves cuando duermes— Y no pude evitar reír recordando a Elijah.

¡Dios mío, que tiempo aquellos!

—No quiero levantarme e ir a trabajar— dije molesta, cruzando los brazos sobre mi pecho por encima de las sabanas.

—Si no te levantas ahora— besó mi cuello—, no dejare que te levantes— acercó sus labios a los míos y los capturó en un beso, tierno y lleno de amor—. Así que levántate— se giró y se sentó en la cama.

—Te odio— susurré con el entrecejo fruncido.

—Mentira— rió—. Me amas— Cuánta razón tenía.

Rodé por el colchón hasta que estuve fuera de la cama. Me comencé a vestir con la misma ropa del día anterior. Dios, hoy si que estaba atrasada ¡AÚN TENGO QUE IR A MI DEPARTAMENTO!

Corrí por su departamento y cuando estuve a punto de salir por la puerta de entrada, volví corriendo a la habitación, tomé su rostro entre mis manos torpes y lo besé con mucha fiereza.

—Adiós— grité.

|...|

—Casi llegas tarde— habló Elías apenas llegué al escritorio—. ¿Problemas? ¿Por qué esa sonrisa?— indagó.

—Me quedé en la casa de mi novio— sonreí.

Su rostro lentamente se fue poniendo pálido, por fin el pobre hombre se dio cuenta que estaba estorbando en mi día laboral y que no tenía posibilidades conmigo.

¡Ninguna!

¿Cómo borrar una sonrisa tan grande en mi rostro, cuando mi vida sonreía de esta manera?

¿Cómo no amar a Ian, cuando lo había amado toda mi vida?

Revisé mis redes sociales, porque soy una socio-fanática. Twitter, nada nuevo, Facebook, nada nuevo, Instagram, nada... ¡OH DIOS MIO!

Yo.

En una foto de Ian.

Que seguramente robó de mi celular.

Con la descripción:"No sabes lo mucho que me haces sonreír"

¿Cuándo tomó mi celular?

Eso no era lo importante, lo importante era que... ¡LO HAGO SONREÍR!

No voy a repetir los comentarios, porque soy una floja de mierda, pero... ¡SUS FANS ME QUIEREN! ¡ME QUIEREN! ¡A MI! ¡A BESS MARTIN!

—Dios mío— susurré, mirando el celular.

—Bess— escuché la voz cansada de mi jefe—. Puedes irte, hoy hacen aseo completo del hotel— sonríe—. Mañana no nos vemos, porque es feriado y... —rasco su barba, intentando recordar—. Bueno, hasta pasado mañana— Y sonreí.

—Hasta pasado mañana—La vi perderse por la puerta de su oficina.

¡LIBRE!

Tomé todas mis cosas y antes de que me diera cuenta, ya estaba fuera del hotel, respirando el aire fresco y libre. Sonreí y tomé el primer taxi para ir a ver al chico de mi vida... y a los vampiros más sexys de la televisión, no hay que olvidarse de eso.

—Bess— escuché apenas crucé la puerta del set.

Giré mi cuerpo y casi caí por los tan altos tacos que llevaba en mis pies, pero las manos de Nina ayudándome a mantenerme parada, fueron de gran ayuda.

—Que torpe— reí—. ¿Cómo estás?— le sonreí y besé su mejilla.

—Con zapatos bajos— apuntó sus pies y reí—. ¿Vienes a ver a Ian?— asentí sonriente.

—Ahora mismo está grabando con Daniel— apreté mis labios, Damon y Elijah juntos, necesito oxigeno—. Sígueme— Camino.

Nina —quien fue mi amiga como Elena— era una gran chica, su cabello era tan maravilloso y su cintura era pequeña, sus caderas... esta chica es guapa y si fuera hombre me enamoraría de ella.

La castaña se alejó para comenzar a grabar, me encantaba todo lo que tenía que ver con actuación, yo quería ser actriz, pero también veterinaria, porque amo los animales y...

—Hola— besaron mi mejilla.

Giré un poco el cuello y vi esos ojos azules tan profundos que me enamoraban día tras día. Sonreí y me acerque, pero antes de que yo diera el paso, él ya me estaba besando.

—Estas sorpresas me encantan— susurró.

—¿Sí?— alcé una ceja—, porque yo vine para que fuéramos a comer juntos— hundí mis hombros—. Se me antoja pizza italiana.

—Pizza italiana, entonces— guiñó su ojo derecho.

Cruzó sus dedos con los míos y acercó mi mano a sus labios para depositar un beso en ella.

Una cantidad de luces cegaron mis ojos.

Mierda.

Paparrazzis...

Una fan en Mystic Falls |TVD| EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora