Capitulo 38:

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Sus manos apretaban mi cintura con rudeza, como si no quisiera dejarme ir. Ésta vez, no quería marcharme, no quería que me soltara.

Mis manos se aferraron a su cuello, mis dedos jugaban con los cabellos cortos de su nuca, mis pulmones comenzaban a quedarse sin aire y mis rodillas flaqueaban.

¡IAN ME ESTABA BESANDO! ¡IAN! ¡EL VERDADERO IAN SOMERHALDER! ¡EN LA VIDA REAL!

No era que quisiera detener el momento, pero iba a morir asfixiada si no respiro.

Lenta y dolorosamente me aleje de los labios de Ian, mis ojos estaban cerrados, mi mano derecha descendió de su cuello hasta su pecho mientras la otra se sostuvo en su lugar. Las manos del ojiazul no soltaban mi cuerpo, y me sentía malditamente feliz.

Su frente y la mía estaban unidas, pero aún no abría los ojos, no podía creer lo que acababa de pasar ¡ME BESO! Además, no podía regularizar mi respiración.

—Creo que será mejor... — Pero no pude terminar de hablar.

Los labios de Ian estaban sobre los míos ¡NUEVAMENTE! ¿Es eso posible? Claro que lo es, como no va hacerlo, ¡ME ESTA BESANDO!

—Sólo cállate— susurró y no pude evitar sonreír a mitad del beso.

¡NOS ESTÁBAMOS BESANDO!

|...|

¿Era posible que una sonrisa tan grande cayera en mi rostro? Como no, la felicidad ya no cabía en mi cuerpo.

Luego de besarnos como dos adolescentes en busca de sexo, cosa que no paso —lamentablemente— y de mirarnos a los ojos con un brillo particular, Ian se fue.

Se preguntaran ¿Qué hablaron? ¿Me creerían si digo que nada? No hablamos nada, absolutamente nada ¡NADA! , pero... ¡NOS BESAMOS!

No soy buena para el deporte, pero mis pantalones y camiseta deportiva a juego me quedaban bastante bien. Me sentía renovada y con ganas de trotar.

Tomé mi cabello en una coleta alta, puse los audífonos y salí del departamento.

Cuando el aire golpeo mi rostro, me sentía en Mystic Falls y recordé el amor inestable que viví con Damon, pero volví a la realidad cuando un perro me ladró y recordé a Ian y el beso que me había brindado.

¡Joder, le dije que estaba enamorada de él!

Respiré y comencé mi camino por la ciudad, ¡ESTABA TAN FELIZ QUE PODRÍA SONREÍR TODO EL DÍA! Pero luego me dolerán las mejillas, no es una buena idea.

La canción dejó de sonar y mi celular vibró, lo saque del bolsillo y observé la pantalla. No voy a mentir que los nervios se apoderaron de mi cuerpo y mi garganta se seco ¡ERA ÉL!

—Hola— contesté, como si fuera lo más normal besarte con tu ídolo la noche anterior.

—¿Qué estás haciendo?— pude sentir el humor en el tono de su voz.

—Trotando por la ciudad —sonreí— ¿Tú?— lamí mis labios esperando su respuesta.

—Viendo una película —Lo imaginé hundiendo sus hombros—. Hemos evadido el tema —susurró—, parecemos niños pequeños— río.

—¿Quieres acaso hablar de el hecho de que me besaste?— alcé una ceja, siendo totalmente consciente de que no me podía ver.

—¿Y de que me besaste de vuelta y además me confesaste tu amor?— Mi cara se volvió un tomate y agradecí que estuviera sola parada en la calle, como un triste farol.

—Quieres hablar del tema— aseguré.

—Quiero hablar de lo que sientes por mí y de lo que siento por ti —Mi sangre, de pronto corrió rápidamente por mis venas—, del hecho de que estoy casi seguro que te conozco y del hecho de que claramente no te veo como una amiga— quería chillar de la emoción.

¡AHHHHH!

—No me apetece hablar de eso por teléfono —susurré—. Además, la gente que pasa y me mira extraño, porque estoy colorada y además hay una foto de nosotros en la revista que está a mi costado —dije—. ¡Dios! ¡Estoy en una revista! —Me asusté y él soltó una carcajada—. ¿Almuerzo?— sonreí.

—Almuerzo —dijo seguro—, en tu departamento— y arrugue la nariz, para luego colgar.

¿Cómo iba a mirarle la cara si me dijo que no me veía como amiga? ¿Qué pasaba si me decía que me veía como su abuela? ¿Cómo su madre?

¿Cómo va a mirarme si sabe que lo amo? ¿Cómo?...

¿Por qué la vida es tan malditamente complicada?

Una fan en Mystic Falls |TVD| EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora