Capitulo 28:

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No voy a decir que me siento feliz de tener un nuevo día de vida, porque que sería la mentira más grande la historia. No es lindo tener un día más para vivirlo amargadamente.

Camino lentamente por las calles de Los Ángeles, mi mirada va fija en la punta de mis zapatos, todo esto es una puta mierda, incluso... mis zapatos.

Entro en la primera cafetería del camino, sonrió débilmente al chico que está tomando los pedidos.

—Sé que no tengo que meterme en la vida de los clientes —dice, mientras escribe lo que he pedido hace un momento—, pero ¿Estás bien?— frunce su entrecejo.

—No —sonrío de costado—. Acabo de morir en The Vampire Diares —aprieto los labios— ¡Y DAMON ME QUERÍA! —Expreso, llevándome la mirada de varias personas—. ¿Puedes creerlo? Mi suerte es como la misma basura —levanto los ojos y veo su rostro.

Confundido.

Asustado.

Impresionado.

Atontado.

Divertido.

Apenado.

Así se encuentra Kevin —según la identificación que cuelga de su cuello—. Lo entiendo, hasta yo me encuentro de esa manera ¿Tuve mala suerte al salir de ahí? O ¿Tuve la mejor suerte del mundo por haberlo vivido?

—Claro —murmura—. Ten tu café, y sonríe porque eres guapa —ladea la cabeza y provoca que carcajee levemente—. Guapa con una imaginación del porte de un barco, grande, como el Titanic—suelto una risotada.

—Gracias —digo—, por el café y hacerme reír— me giro y salgo del lugar.

A pesar de que no hace frió, necesito algo caliente en mi cuerpo, desde que salí de Mystic Falls, mi cuerpo está congelado, como si toda la vida la hubiera dejado ahí, incluyendo el calor humano, sobre todo el espíritu.

Unas deliciosas donas se presentan frente mí. Muerdo mi labio, quiero reír desmesuradamente, quiero llorar como una loca desquiciada, quiero... una dona.

—¿Estás bien cariño?— dice la señora de cabello blanco.

—Estoy casi segura que el día de hoy mi frente dice ''Pregúntame si estoy bien''—rió y ella sonríe—. He estado mejor, mucho mejor —intento sonreír, pero no puedo.

—No te derrumbes linda, siempre después de la tormenta sale el sol— sus ojos grises, me dicen que es verdad, que tengo que creerle.

—¿Después de la muerte viene la vida?— pregunto esperanzada a que sepa la respuesta.

—Supongo que sí —muestra sus dientes—. Ten, corre por cuenta de la casa— Me extiende la dona y una barra de chocolate

—No puedo aceptarlo —me niego—, no después de que me ha regalado las palabras que necesitaba —lamo mis labios—. Bueno, lo acepto porque realmente se ve delicioso.

Su risa se escucha hasta que salgo del lugar, aquella señora me ha dado buena espina, me ha hecho pensar que quizá debería sentirme feliz y agradecida por dejarme vivir la burbuja del mundo perfecto.

Muerdo la dona y el sabor a manjar llena mi alma de dulzura. Algo me tiene que tener preparado el destino, el futuro para haberme arrancado tan rápidamente de la felicidad.

Dejo que el líquido azucarado y con sabor a chocolate baje por mi esófago, cierro los ojos ante la sensación de satisfacción, de gratitud que me ha provocado el sabor... que se ve arrebatado rápidamente ¿POR QUÉ EL MUNDO ME LO ARREBATA TODO?

—¡Ten más cuidado!— exclamo cuando el café choca con mis manos, quemándolas.

—Oh Dios mío, lo siento tanto— dice, mi mente se va a la mierda.

Su voz, su dulce, sexy y agradable voz.

—Te compraré otro café— expresa algo asombrado.

—Damon— susurro, contenta, feliz, asombrada, impactada.

Dios mío, ¡ESTA FRENTE A MÍ!

—En la serie —sonríe de costado—. Ian Somerhalder —extiende su mano, la mía tiembla cuando nuestros dedos se rozan— ¿Cuál es tu nombre? —Es como cuando nos conocimos.

—Bess Martin —murmuro—. No puedo creer que estés aquí —siento como mis lagrimas quieren llenar mis ojos, pero me niego— No puedo creer que estés frente a mí.

—¿Te gusta la serie? —Ladea la cabeza y asiento—. ¿Y te gusta Damon?—pregunta.

—Amo a Damon— una pequeña, demasiado pequeña fracción de mi corazón se rompe.

—¿Y no me amas? —entrecierra los ojos y carcajea—. Siento que te conozco de algún lado, Bess— su voz neutral es perfecta.

—En otra vida, quizá— sonrió, mostrando los dientes.

¡ME AMABAS SIENDO DAMON!

—Quizá —sus ojos azules no dejan los míos—. ¿Dejarías que comprara un café para ti?

El morir solo fue una prueba al destino, una prueba de amor, por que mirar los ojos de Ian Somerhalder, es mirar los ojos Damon Salvatore, y amar a Damon Salvatore, es amar a Ian Somerhalder.

—Claro, Ian— pronunciando por primera vez su nombre.


Una fan en Mystic Falls |TVD| EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora