49.- Una Guerra Maldita

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Leo no dijo nada, se volvió en sí mismo y caminó hacia el Castillo, sus manos siguieron temblando. Ninguno de nosotros quiso decir nada.

¿Podría estar la esperanza de que Helina estuviera en un lado del Castillo? pero no, no la encontramos

En cuanto llegamos al Castillo todos se enteraron y Lucas rápidamente nos informó que Dalia estaba reagrupándonos en el salón para anunciar las nuevas medidas. Caminamos en silencio siguiendo a Leo, su espalda ancha no dejaba de subir constantemente, pero en cuando abrimos la puerta del salón y dimos unos pasos dentro, Thion fue hacia nosotros y lo golpeó fuertemente. Leo seguramente estaba tan metido en sus pensamientos que no lo esperó y cayó hacia atrás. Kurok lo sostuvo y lo volvió a levantar.

-¡ERES UNA MIERDA! ¡DIJISTE QUE PROTEGERIAS A MI HIJA! ¡¿Y ASI QUIERES DESPOSARLA?! ¡NI SIQUIERA PUDISTE CUIDARLA!- gritó el Rey escupiendo saliva por la boca. Estaba también ensangrentado, seguramente había usado espada en el conflicto.

Leo paso su mano por boca esparciendo la sangre que había salido de su labio y Thion lo volvió a golpear.

-Hey- solté mirándolo enojado. Thion blasfemó asiéndose a un lado y gritando por todo el salón. Mire a Leo, el volvió a limpiarse el rostro, tenía una mirada perdida, lentamente suspiró, sus ojos se movían hacía varias direcciones hasta que de pronto, se fijó en los pies del Rey.

Cambiando la expresión de su rostro, subió la mirada, la misma mirada aterradora de la playa. Se movió en un segundo y se fue contra el Rey.

Thion cayó rápidamente al suelo mientras Leo lo golpeo una y otra vez, justo para que Dalia entrara y lo viera. Una sola mirada de ella y Kurok sacó a Leo de encima del Rey, claro que mientras lo agarraba, por debajo de los brazos, le dio una fuerte patada en la cara. El Rey se retorció en el suelo tapándose la nariz ensangrentada.

-¡LEO!- Dalia levanto la voz- ¡CONTROLATE QUIERES!- Leo rápidamente la miró la expresión de su rostro no cambio- y tu...- dijo mirando a Thion al llegar a su lado-... eres un imbécil. Perder la cordura no te ayudara en nada, hay que actuar.

-Mi Reina- dijo Burak tomando su mano y Dalia se subió al trono.

-Oriente es un Reino más grande que el Este, preparen todos a sus hombres. Lo suficiente para poder aniquilar a todo Oriente. No sabremos si podemos traer a la Princesa Helina viva, hay que ser realista- dijo mirando a Leo, pero el no hizo nada- Oriente desaparecerá del mapa si o si, no quiero sobrevivientes. La tierra es maldita, no quiero que nadie salga con vida de allí.

-Si Señora- dijeron todos los Comandantes. Leo solo marcho fuera después de aquello.

-Cathal.

-¿Si mi Reina?

-Tenemos un gran problema, ninguno conoce el rostro del Rey de Oriente, según lo que se Leo mató al Rey, pero lo más probable es que no haya sido él.

-Me aseguraré que encontremos al indicado.

-Bien Cathal.

Dos días tardamos en preparar todo, llevábamos todo lo que se necesitaría para una guerra de esa magnitud. Los barcos del Este viajaron a unirse al ejército y no se necesitó la mano de obra para poder proporcionar más. Mientras los Reinos se iban yendo ninguno se enteró de la desaparición de Helina.

No quería pensar en ella, la había conocido por tanto tiempo que, si dejaba fluir mi mente, cosas aterradoras venían atormentándome, era una mujer fuerte pero también muy frágil y si yo no podía dormir bien en las noches a causa de ella, no me imaginaba la importancia que sentía Leo al pasar cada minuto sin saber de ella.

El Halcón de la Cima del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora