Mi Padre se veía contento y emocionado, sonreía de oreja a oreja y no dejaba de aplaudir. Estaba realmente fascinado, pero, no se había dado cuenta el alboroto que los soldados estaban haciendo fuera de la arena, ¿Se habrá arrepentido el nuevo General de matar a Laurel?, ¿Cómo eran capaces sus hombres de agarrarlo y detener sus acciones? Cualquiera que lo viera sería una cosa absurda y poco respetuosa.
-Te diré algo antes de que esto termine- dijo Fadila acercándose por detrás de mí- al General, no lo tocas.
-¿Crees que ese hombre será igual que los demás hombres que han estado postrados ante ti?
-Todos los hombres son iguales querida, deberías aprender de mí y dejarte seducir en algún momento.
-¿Seducir? Te recuerdo que eres la Reina.
-Sí, gracias a eso, tengo el derecho de hacer lo que me aplazca. Tu deberías intentar, quizás cuando dejes de ser tan pura y más madura- dijo hablándome más de cerca, tratando de intimidarme- puedas realmente pensar con claridad.
-Fadila.
-Sabes que, creo que estas celosa.
-Veo que no te cansas de hablar blasfemias.
-No son blasfemias, algún día cuando haya acabado con el nuevo General, lo enviaré a tus aposentos, quizás logre abrirte las piernas y cambiar tu mal carácter.
-Ni te atrevas- dije entre dientes pero en mi mente solo se pronunciaban malas palabras de esta maldita mujer- déjame tranquila- voltee a ver la arena.
Los soldados comenzaban a reunirse en el centro y había perdido de vista a Leo y sus hombres personales.
-Eres asombroso Leo- dijo mi Padre. Voltee a ver y este había llegado a nuestro encuentro.
-Mi Rey- bajó su cabeza.
-No me esperaba menos, eres joven y tienes un gran potencial, ven conmigo- dijo agarrando su brazo y se acercaron a la orilla del lugar- amado pueblo de Cretos- los ojos de mi Padre sonreían y su voz se hizo sonar por todo el lugar- ¡He aquí el General de nuestro Reino!, ¡El hombre que comandará el ejército y nos entregará la victoria!
La gente se enalteció, y los soldados en la arena solo sonrieron mirando a Leo, quien estaba puesto en pie mientras Loreas le ponía la capa roja, engrandeciendo a este joven soldado.
-Lands.
-Princesa- se acercó inclinándose.
-Creo que ahora vas a tener que simpatizar con ese hombre- sonreí.
-Usted esperaba esto ¿Cierto?
-Sí.
-Aunque Leo es un poco suave, parece muy amable y sencillo.
-Debes estar preguntándote ¿Cómo lo respetan tanto?
-Sí, Princesa, o simplemente lo que conocimos de él es solo una parte de lo que realmente es.
-¿Dices que aún no lo hemos conocido?
-Sí Princesa, ahora que tomara el titulo de General, ahora recién conoceremos como es este hombre- sus palabras llegaron a mi lentamente. ¿Realmente aun no lo conocíamos?, ¿Sera esa parte que no conocemos de él, que hace que sus hombres le obedezcan?
-Mi Rey- dijo su voz y todos guardamos silencio mientras lo mirábamos, su voz se había hecho más profunda, más ronca y más fuerte- con gran respeto y honor me dirigiré a usted en estos momentos.
-Bien, te escucho- mi Padre fue a su asiento y echándose en él lo miró sonriente.
La poca briza de la época llegaba a nosotros haciendo sonar las banderas y estandartes bruscamente mientras chocaban con la madera. Nos aliviaba solo un poco el calor de este día y nos preparaban para poder asimilar lo que el Reino tenía que cambiar.
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El Halcón de la Cima del Mundo
RomanceLa historia se centra en dos personajes principales, una Princesa y un hombre que denegó sus títulos de Príncipe para unirse a un ejercito. A medida que estos dos se irán conociendo, la atracción que ambos sienten por el otro los llevaran a pregunta...