20.- Compromiso

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Por la tarde esperaba con pocas ansias la cena junto con los invitados. Sabia a lo que venían, el hijo de Sean no me agradaba ni un poco, pero por otro lado, ansiaba encontrarme con Leo, ver su mirada y me preguntaba si era de esas personas que se sonrojarían al encontrarnos. Creo que al recordar lo que habíamos hecho más de una vez mordí mi labio inferior y sonreía sola.

-Hija- dijo mi padre dándome un beso en la frente al encontrarnos en el pasillo. Íbamos camino para bajar al salón donde todos los demás nos esperaban.

-Padre, justo a tiempo- dije y luego mire al hombre que aguardaba detrás de él- General.

-Princesa- dijo Leo bajando su cabeza. Pude notar rápidamente su cambio de ánimo, sus ojos estaban serios y un poco más cerrados que lo normal. Lo quede mirando un poco más y él al darse cuenta me mando una sutil y leve sonrisa que borro con gran rapidez.

-Te ves nerviosa- dijo mi padre al verme morder mi labio inferior.

-Padre, solo te diré que seré cortés.

-Bien, vamos.

Llegamos al salón y nos encontramos con la mesa completamente llena de comida, Fadila ya se encontraba allí. Junto a ella, su prima y el Rey al frente de su esposa, su hijo mayor a su lado, luego estaba una silla vacía que seguramente correspondía a la mía y a la cabeza, mi padre. Los soldados de Sean también estaban ahí custodiándolos, eran 6 rodeando la mesa, los de nosotros eran 8 pero permanecían apegados a los muros observándonos en silencio.

-Thion, siéntate a mi lado- dijo Sean nombrando una de las cabeceras de la mesa.

En silencio me senté junto al Príncipe y mi padre sin despegar sus ojos de mi asintió levemente su cabeza, como si me dijera con sus ojos "Todo está bien"

-Yo estaré justo detrás de usted, no dude en ordenarme- dijo Kurok al oído. A pesar que su voz era bastante ronca, resonó en mí por varios minutos como una cálida voz que me entrego un poco de tranquilidad.

Miré a Leo y me encontré con sus ojos, observándome desde su posición pero también observaba a Sean, su deber este día era con mi padre y mi padre no lo soltaría fácilmente.

-Has tenido un hermoso otoño, la ciudad se ve perfecta Thion.

-Sí, pero hay que prepararse para el invierno. El otoño dura muy poco.

-Oye Thion- dijo el Rey mientras escupía comida de su boca- ¿Acaso realmente no puedes estar sin tu soldado?- dijo mencionando a Leo que estaba justo a un paso detrás de mi padre- dale un descanso, que vaya a beber o tomar mujer.

-No Sean, el a pesar de ser mi General es mi mano derecha y consejero, estará conmigo el tiempo que yo lo disponga, ¿Tienes alguna objeción?

-No, me parece innecesario pero si tu gustas.

Me eche un pedazo de papa a la boca, su sabor era tan amargo como la incomodidad que en ese momento sentía. Podía también sentir el calor de las manos del Príncipe y por más que quisiera, los modales eran imperdonables y debía dejas mis manos a los costados del plato.

-Te ves hermosa- dijo él.

-Gracias.

-Te sienta bien el otoño, en mi tierra dicen que esta temporada ayuda mucho a las mujeres a madurar y cuando pasa el invierno y viene la primavera están listas para abrir sus piernas.

-No es un buen tema para hablar en la mesa Príncipe, pero esa misma historia me la sé pero con las flores.

-Llámame August y ¿Por qué dices que las flores no puedes ser igual que las mujeres?

El Halcón de la Cima del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora