24.- Frenesí

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El Rey Sean y su familia se marcharon esa misma noche con tranquilidad, Thion por otro lado cumplió su palabra al no dejar ir al Príncipe y lo mantendría cautivo hasta que "El hombre aprenda una lección"

Estaba exhausto, mi mente era un tornado de ideas, preocupaciones y sucesos que no me dejaban tranquilo. Mis aposentos estaban con las antorchas prendidas, asique fui por una vela y pague todas las demás. Debía escribir cartas a mi madre y me anime a cumplirlo sentándome en una pequeña mesa.

–Mi Señor– dijo Charlotte entrando con dos jarrones– pensé que estarías con el Rey.

– ¿Te sorprende que no?

–Deseaba atenderlo cuando llegara.

–Lamento arruinar tus planes– dije sin mirarla mientras untaba la pluma en la tinta.

–Le serviré Vino– dijo acercándose a mí.

–No, solo agua te aceptare esta vez.

–¿Qué tanto escribe? ¿Y por qué ha apagado todas las luces?

–Solo son Cartas y así me concentro mejor.

–Se ve bastante cansado General, desearía poder ayudarlo mejor.

–Sh...– dije con mi dedo en mi boca– así me ayudas.

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Me tocaba la vigilancia nocturna junto con Lucas y Marlen, con ellos siempre las noches pasaban bastante rápidas. Podía decir que me gustaban bastante desvelarme en las noches ya que todo estaba silencioso, y solo los sonidos de la naturaleza se podían apreciar. La luna era enorme la mayoría de las veces y las estrellas brillaban inundando todo el cielo como la arena del mar.

Esta noche fue distinta a las demás. Leo le dio el permiso a Eric para poder ir y venir como se le aplazca y lo vi varias veces pasar con un libro en la mano hacia los calabozos y me sentía tranquilo} ver que poco a poco iba retomando todo lo que él había perdido por sus heridas.

–Debes sentirte tranquilo, no es una tarea tan difícil que Leo le encomendó– dijo Marlen acercándose mientras veíamos a Eiric por tercera vez ir hacia los calabozos, caminando mientras leía– al parecer, no va a dormir esta noche.

–Lose, estoy orgulloso de el– dije sonriendo– a todo esto, ¿No le tocaba también a Lucas hacer la vigilancia?

–Si, pero le toco rotar por los alrededores del castillo, mando a pulir su maza asique estaba contento hoy.

–¿Pulir?, ¿Le volvió a sacar filo?

–Sí, el herrero lo dejo bien brillante.

–Debe estar como niño con juguete nuevo.

–Ni te imaginas– dijo riendo.

Mientras conversábamos seguimos observando a Eiric que casi se perdía en la entrada de los calabozos, pero antes de entrar se detuvo y quedo un momento ahí, solo le mirábamos la espalda que brillaba por la luz de la luna gracias a su armadura.

–¿Qué piensas de la Princesa?, ¿Crees que pueda desposar a nuestro Leo?

–Marlen.

–Creo que el Rey si lo permitiría, claro solo si el...

–Marlen– volví a repetir.

–¿Qué? – dijo mirándome y volteo a mirar a Eiric.

–Creo que lo descubrió– Eiric por un momento dejo de mirar el libro en sus manos y con un solo movimiento supe que nada estaría bien.

El Halcón de la Cima del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora