10.- Los Ancianos

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Al día siguiente desperté temprano para poder ver los primeros rayos del sol entrar por mi ventana, el aroma de mis nuevos aposentos era agradable, una combinación de madera, naturaleza y vino.

-¿General?- dijo una mujer tocando mi puerta.

Mi cuerpo aún se sentía pesado y realmente no tenía ganas de levantarme, todo estaba en silencio como si todos aun dormían de la fiesta de ayer pero esa mujer, venia solo a molestarme a mí.

-General.

-Entra ya- le grité mientras me rascaba la cabeza.

-General, la Princesa requiere que lo acompañe al pueblo.

-¿Al pueblo?- dije sorprendido- bien, ordenaré algunos soldados.

-No General, ella solicita que usted personalmente vaya con ella.

-Bien- dije mirándola- me prepararé- ella bajo su rostro y dio media vuelta- oye, espera.

-¿Si General?

-¿Cómo puedo llamar a mis doncellas para que me preparen un baño?

-Yo les informaré, usualmente después de una fiesta los soldados no se levantan al alba, pero a medida que ellas sepan de su despertar, estarán paradas detrás de la puerta, esperándolo.

-Entiendo, gracias.

¿Al pueblo? ¿Qué querrá ir a hacer allí?, acaso ¿No podía decirle a sus soldados personales? Mujeres.

Al poco tiempo estuvimos en la entrada del Castillo esperando su llegada, ella iría en un tipo de carruaje abierto para su resguardo y detrás de esta sus soldados trajeron una carreta tirada por dos caballos llenos de alimentos.

-¿Alimentos?- pregunté.

-Si General, la Princesa, los entrega en el puerto, la gente la estará esperando- dijo Marcus cargando una malla de papas.

-¿Ella misma, los entrega?- preguntó Cathal sorprendido.

-Sí, la princesa tampoco es tan mala- rio Marcus.

-Kurok, quedas a cargo del entrenamiento junto con Luca?

-Si General, tenga una buena ida y un buen regreso.

-Gracias hombre- dije dando unas palmadas en su hombro.

-General, ¿Estamos listos?- preguntó ella acercándose con sus doncellas.

-Princesa- bajamos nuestro rostro- estamos listos, usted díganos.

-Vamos entonces- dijo estirando su mano y rápidamente le sostuve para ayudar a su ascenso.

-Muy gentil- dijo sonriendo.

Partimos por la calle que iba al Norte, de ahí rodearíamos completamente el Reino siguiendo la calle principal hasta el puerto.

-¿Hace esto muy seguido?- preguntó Cathal.

-Sí, el pueblo se acostumbra- rio- pero, después de una luna entonces voy al puerto los siguientes días de esa luna

-Entiendo, usted me sorprende- dijo el ubicándose al lado de la princesa y la miraba desde abajo

+Cathal, no te hagas el simpático- le dije mientras que el grupo partía, 6 soldados 2 comandantes, 2 soldados personales y las doncellas.

-General por favor, yo soy simpático- dijo mientras me miraba del otro lado.

-Lo es General- rio ella.

-¿Cómo te trata el pueblo Princesa? Pregunto si debo preocuparme de usted.

-He tenido altercados pero muy pocas veces, solo cuídame con eso estaré tranquila- dijo dulcemente.

El Halcón de la Cima del MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora