Al salir del barco, la mujer que me había delatado fue llevada a la orilla del barco con el fin de mostrarle el bote, voltee a verla solo para apreciar como su garganta era cortada por una daga y lanzada al mar.
No me acostumbraba a ver tanta sangre y saber cómo la vida comenzaba a abandonar el cuerpo de una persona que a solo minutos estaba a mi lado y respiraba sin dificultad. Comida para tiburones fue su final.
Al entrar a la cabina del barco enemigo, la decoración de este cambio radicalmente, las paredes de madera estaban pintadas y recubiertas por finas capas de mármol, y listeles de oro que separaba la mitad de estas. Los gritos que había escuchado en un principio comenzaron a oírse más fuerte a medida que me adentraba más y más. Al llegar al fondo de todas las habitaciones, una puerta separaba una habitación grande que cubría todo el perímetro de la popa del barco, allí estaba el Rey de Oriente, Amurs, sentado en una gran silla comiendo frutas de una mesa con manteles blancos con decoraciones doradas.
–Los dioses lo han complacido, mi Rey– dijo el soldado.
–La hija de Thion– dijo otro.
–Bondadosos han sido los dioses, con este tan preciado regalo – dijo el Rey poniéndose de pie y rio a carcajadas mientras aplaudía.
Su aspecto demacrado y poco higiénico provocaron mis nauseas, su pelo y su barba eran largas y rizadas de colores negro. Tenía una espesa y abundante ceja, labios gruesos, carnosos y una grandísima panza. Su armadura estaba hecha a su medida, pero era absurdo ver a este ser e imaginar participando en guerras, su estado físico hacia énfasis a una vida llena de lujos y comodidades.
–¡Tráela, tráela a mí!– dijo mientras escupía comida por la boca– eres una belleza, eres perfecta para mi hijo aunque te preferiría para mí– volvió a reír a carcajadas junto con sus hombres.
–Es fácil tomar victoria sin mover ni un solo musculo de ese asiento– dije mirándolo atentamente.
–Veo que Thion te ha enseñado bien, una mujer sin pelos en la lengua es agradable para una buena conversación.
A un lado del inmenso lugar había una habitación llena de telares que era imposible ver que había adentro de ahí, pero sin duda los gritos venían de esa habitación, gritos desgarradores, desesperados muestra de dolor y agonía.
–¿Quieres acompañarlos?– dijo el Rey al ver que había puesto atención a dicha habitación.
–Mi Padre vendrá por mí.
–Espero que lo haga bella mujer, ven siéntate y come conmigo.
–Mi Rey, estas son las armaduras, ¿Las fundimos? – dijo uno que venía saliendo de esa habitación con tres armaduras en sus hombros, 4 en el brazo y dos en la mano derecha, todas ensangrentadas.
–Déjalas, al llegar veremos qué hacer con ellas.
–Leo– me dije a mi misma, reconocí sin duda una de esas.
–Oh, conoces alguna de estas armaduras– sonrió el Rey.
–Que los dioses te lleven, maldito seas tú y tú maldito Reino– dije acercándome mientras que mis ojos volvían a cristalizarse. Pero fui sujetada por dos soldados–Paren–deseaba con mi vida ¿Qué le harán allá adentro?, ¿De quiénes son las otras armaduras?, ¿Habrán más? Por favor los dioses, sea que sea lo que le estén haciendo, déjenlo ya.
–Llévensela– rio el Rey mientras haciendo una seña con su mano.
–¡Morirás Amurs!, ¡te revolcaras en tu mierda mientras tus tripas ardan! ¡Maldito infeliz!
–Ponla con sus hombres, y que sea la última vez que los vea.
Me sacaron agarrada de los brazos y me llevaron nuevamente a los calabozos. Al llegar ahí abrieron una de las puertas y me empujaron dentro. Tenía tanta impotencia, estaba aterrada.
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El Halcón de la Cima del Mundo
RomanceLa historia se centra en dos personajes principales, una Princesa y un hombre que denegó sus títulos de Príncipe para unirse a un ejercito. A medida que estos dos se irán conociendo, la atracción que ambos sienten por el otro los llevaran a pregunta...