Desperté en el medio de la noche me vi en mis aposentos. Todo estaba apagado, solo una leve luz diminuta entraba por la puerta completamente abierta. Mi madre estaba a mi lado izquierdo y Helina al otro lado mientras dormían sobre mi cama. Uno de los soldados de la guardia me observó y se movió acercándose.
—Príncipe.
—Guarda silencio.
—¿Está bien?, ¿llamo a alguien?
—No, estoy bien. Sé que no es tu trabajo, pero ¿Me darías un vaso de agua?
—Sí Señor, no se preocupe —dijo dejando su casco a los pies de la cama.
— ¿Cuánto eh dormido?
—Ocho días Señor.
— ¿Ocho días? —pensé mientras tomaba el vaso que él me ofreció. Habían sido solo algunas palabras con Thicio, seguramente su tiempo era distinto a la realidad.
—Ellas estaban muy preocupadas. Todos lo estuvimos. Avisaré para que vengan a verlo y le traigan comida —dijo bajando su cabeza.
No tenía hambre, mis tripas no sonaban como debería ser al estar 8 días en inanición, pero no era así. Mi cuerpo ni siquiera se sentía pesado o cansado. Pero si mi paladar estaba áspero, una esencia característica de la pasta que la anciana me ponía en la boca. Me giré y observé a Helina.
Dómida de costado hacia mí, con una blusa que se levantaba mostrándome un poco sus muslos traseros. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que la había deseado?
—No te atrevas. —Volteé y mi madre me miraba con una sonrisa sin despegar su rostro de la almohada.
—Estoy bien, ¿Mi cama es cómoda?
—Te voy a castrar —dijo y lentamente se incorporó.
—Lo siento te he estado preocupando mucho este último tiempo.
—Sí— dijo apoyando su rostro en mi hombro—. Moriré de miedo para la próxima.
—Lo lamento. —Debía decirle, pero no quería preocuparla más. En la mañana tendré que conversarlo antes que Thicio vuelva a llevarme al otro lado.
—Ella, ella ha sido una buena mujer, las preocupaciones que tenías de que te deje cuando estuvieras mal creo que ya deberías olvidarlo.
—Lo sé.
—Mañana mismo comenzaré a firmas las invitaciones y haremos la boda la próxima semana. —La escuché y no podía esperar para decirle todo. Suspiré mientras miré mis manos—. ¿Qué pasa?, ¿ya no la quieres de reina?
—No es eso, la boda tendrá que esperar un poco más.
— ¿Que?, ¿por qué?
—Conversemos en la mañana ¿Te parece? Estoy cansado —mentí.
—Me iré entonces. Despiértala.
—No.
—No me hagas reír —dijo poniéndose de pie y agarrando una túnica—. No puedes dormir con ella.
—No le haré nada, sé que está herida aún y me abstendré hasta el matrimonio. —Que estúpido sonaba, claro que no—. Además, estoy demasiado cansado.
—Príncipe —dijo Bony llegando con el guardia.
—Guarda silencio —le susurré.
—Me alegra que haya despertado —dijo en voz baja—. Le dejaré la comida aquí. La anciana dijo que comiera lento y en porciones pequeñas asique solo le traje un cucharon de estofado y medio pan.
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El Halcón de la Cima del Mundo
RomanceLa historia se centra en dos personajes principales, una Princesa y un hombre que denegó sus títulos de Príncipe para unirse a un ejercito. A medida que estos dos se irán conociendo, la atracción que ambos sienten por el otro los llevaran a pregunta...