La espada se hacía pesada, se teñía llevándose vidas, gritos y sangre, un golpe era suficiente para derribar al peor de los enemigos, realmente estaba decidido a darla muerte a quien se me interpusiera, mis comandantes se reunieron en un solo vals, protegiéndonos, cuidándonos, y luchando con tenacidad, odio, rencor, éramos directo y no perdimos un solo segundo.
Alce mi espada, corte la garganta de un soldado mientras otro, venia por mí, siendo masacrado con la masa de Lucas que quebraba rápidamente los cráneos de estos tontos hombres, sesos, sangre y todo lo que conlleva esa gran destrucción volaba en el aire cubriéndonos de un manto rojo y caliente. Kurok era despiadado cubría a Eiric y Marlen con su gran fuerza se hacía paso dando vueltas y derribando a los enemigos. Era una armonía de acero, un sinfín de emociones excitantes que hacían temblar las piernas y los bellos del cuerpo. Tonto aquel quien nos enfrentaba con miedo, su fin llegaba antes de decidir correr, tonto es aquel que decidía escapar, eran muertos con flechas y hachas, tonto el que nos mirara, patético ante los dioses que tu ultimo recuerdo es una espada entre tus ojos.
La noción del tiempo se perdió, los gritos de la gente, el retumbo del suelo con cada pisada de Thicio, no podía ordenarle nada, el mismo estaba en un frenesí moviéndose por su cuenta por la ciudad, aplastando, matando y devorándose a las personas. La ciudad completa comenzó a estar en llamas, me detuve un poco para calmar mi respirar y mi cansancio.
- ¡Leo! - escuche gritar a Cathal.
Voltee a verlo y con sus espadas me indico la cima de una enorme estructura, miles de escalones divididas por un muro de 80 centímetros que llegaban a la entrada de un salón. Recordé las palabras del hombre antes de ser decapitado por mí. El salón del templo, si debía buscar a Helina, debía partir por ahí.
- ¿Qué pasó? - dije asombrado de verlo.
-Es un templo- dijo gritándome.
Thicio masacro a todo lo que veía, mis órdenes habían sido absolutas para mis soldados y sin dar un paso atrás se hizo paso por la ciudad entre flechas que no llegaban a un fin y su enorme arma que destruía casas, edificios y aplastaba a los enemigos, no había escapatoria para nadie, mujer, niño, anciano, todos los que aún permanecían hoy debían caer.
"Helina, por favor vive, vive para verte, vive para escucharte, para sentirte, vive aún, para amarte lo que dure la eternidad"
Subimos con rapidez, Cathal con un grupo de hombres cubrió el lado derecho y yo con los demás soldados el lado izquierdo, los músculos de mis piernas temblaban y se calentaban a medida que nos hacíamos paso a la cima, miré atrás y los demás comandantes cubrieron todos los perímetros de la entrada. Mientras nuestro enorme ejército se hizo paso a los rincones de la ciudad, Oriente estaban acabado, el sonar del acero fue disminuyendo y los gritos comenzaron a dar eco en todo el Reino.
Estaba a pocos escalones de llegar cuando unos murallones de hombres nos detuvieron, pero no hubo más placer en mí de escuchar los gritos de mi amada aún con vida. Sabía que estaba allí, sabía que aún había esperanza y que la vería detrás de estos.
Uno a uno los soldados fueron cayendo, el equilibrio jugaba con nuestras vidas, los hombres que nos siguieron daban todo en cada golpe y juntos peleamos esta vez con mayor determinación.
Caí, tropezando con el cuerpo de uno de mis soldados, mientras que uno de los enemigos me empujaba y juntos descendimos varios escalones abajo. Tensé rápidamente mi cuerpo para que mi cabeza no se golpeara con el borde de un escalón, pero este soldado callo con todo su peso en mí y mi espalda se llevó la peor parte.
- ¡Leo! - gritó Cathal al verme mientras caíamos.
Vi el cielo varias veces, el dolor en mi espalda media fue intolerable, además las contusiones en mis piernas y el costado derecho no dejaban de producir un ardor permanente. Alce mi brazo y trate de sostenerme de un escalón mientras mis piernas concentraban mi fuerza y me detuve. Había llegado a la mitad de esta y aun había quedado muchos escalones que bajar.
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El Halcón de la Cima del Mundo
RomanceLa historia se centra en dos personajes principales, una Princesa y un hombre que denegó sus títulos de Príncipe para unirse a un ejercito. A medida que estos dos se irán conociendo, la atracción que ambos sienten por el otro los llevaran a pregunta...