Creo que jamás había llorado tanto de alegría. La carta que tanto esperaba había llegado y Dalia abrazándome, me la pasó mientras dibujaba una enorme sonrisa.
Leo estaba vivo, no había perdido las esperanzas de verlo, y ahora era un hecho. El barco debía llegar dentro de los diez días o más y la angustia de verlo dominó mi cuerpo.
Cuando ese día llegó, todo el castillo era un caos, la plaza central había sido demolida y Dalia mandó a construir un templo para los dioses. Era grande y hermoso, allí donde los recuerdos habían sido tortuosos para muchos, hoy ella había cambiado las estrellas de todos.
No me habían permitido ir a ver el lugar, pero por la ventana de mis aposentos podía ver mucha gente caminando hacia allá con hermosas flores, telas y más, muchas más flores. No solo era un matrimonio deseado por toda la ciudad sino una nueva coronación, un nuevo rey surgiría después de este día.
–Coma algo –decía Clara mientras había preparado una tina pequeña con leche y rosas rojas.
–Su piel quedará muy suave después de esto –dijo Bony.
–¿Y si no llega?, ¿y si ya no quiere casarse conmigo?
–No diga estupideces. Sabe perfectamente que el príncipe siempre ha estado enamorado de usted, recuerde que para nosotros pasaron dos años, pero no sabemos cuándo habrá sido para él.
–Bony tiene razón, ¿y si solo fue un mes allá? Tendrá al mismo hombre que marchó de aquí frente a usted.
–Ah...dioses estoy muy nerviosa.
–Manténgase tranquila será un día inolvidable. –Clara me refregó el pelo con delicadeza mientras sonreía posando sus ojos en el vestido que llevaría más tarde.
–¿Coronarán a ambos al mismo tiempo?
–No Bony, al parecer primero le darán la corona a Leo y ya siendo rey tomará a la princesa.
–Quiero verlo –solté imaginándolo.
–No puede hacerlo hasta que llegue al altar.
Cuando las trompetas sonaron, ya me había secado y estaba con mi ropa interior. No me importó correr a la ventana y mirar el mar. Tres barcos a lo lejos podían verse en tamaño pequeño. Respiré profundamente, de verdad el día había llegado, después de tanto tiempo.
–¡Princesa salga de allí!
–La gente la vera en ropas ligeras, ¿qué dirá su esposo de eso?
–¿Esposo? –Me reí con solo escuchar esa palabra. Era tan propia, tan profunda y hermosa.
Leo, mi eterno general a pocas horas de estar aquí.
Mis mujeres comenzaron a vestirme, pero a los minutos las damas de Dalia llegaron para ayudar con el peinado y el maquillaje. Me sentía consentida y a la vez aprisionada. De vez en cuando giraba a mirar a la ventana para ver cómo los barcos engrandecían sus tamaños poco a poco a medida que se acercaban. Mi corazón más se estrujaba.
"Aunque estemos lejos...yo aquí estaré"
No pude evitar que me encerraran en una de las habitaciones que daba para los jardines traseros. Dalia había dejado las alcobas reales y estás fueron remodeladas para el nuevo rey. Tendríamos habitaciones separadas unidas por una puerta, pero no sé me permitió entrar a verlos.
Escuché las trompetas una vez más anunciando que habían tocado tierra. Cerré mis ojos, mientras tomaba mi pecho, necesitaba calmarme. Sabía que estaba hermosa, las damas me habían preparado tan relucientemente que me sentía viva, me sentía un tesoro que pronto tendría dueño, un dueño que nadie eligió por mí, sino que yo lo elegí.
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El Halcón de la Cima del Mundo
RomantikLa historia se centra en dos personajes principales, una Princesa y un hombre que denegó sus títulos de Príncipe para unirse a un ejercito. A medida que estos dos se irán conociendo, la atracción que ambos sienten por el otro los llevaran a pregunta...