Sesentaidos.

1.2K 98 73
                                    

La noticia de que sería padre mantuvo a Sesshomaru sin poder volver a pegar un ojo. Ahora no solamente Rin estaba en peligro, sino también su futuro hijo.

Padre...

Sería padre...

Sesshomaru Taisho, el hombre más frío y calculador tendría un bebé.

Y con la mujer que más amaba en el mundo.

La mujer que lo había cambiado totalmente.

La mujer que él había lastimado.

Suspiró.

No era una situación alentadora, ¿Verdad?

No hacía mucho que había recibido aquella noticia agridulce. Ahora no podía hacer otra cosa más que estar con la mirada perdida y pensando en muchas cosas a la vez. Podía sentir la presencia de Izayoi a su lado, pero ni siquiera tenía la voluntad de mirarla. Sentía vergüenza de sí mismo, frustración, impotencia...

- Sesshomaru...- la pelinegra acarició su brazo sin querer exaltarlo. Lo había estado llamando porque había notado lo ido que se encontraba luego de la noticia que recibió del doctor Hayami.

- Estoy asustado, madre.- susurró, Izayoi se sorprendió al ver cómo su hijo comenzó a llorar- Me siento acorralado, y sobre todo, inútil. Mi vida ha sido solamente una serie de pérdidas dolorosas. Primero mi madre, luego mi colega y una gran amiga, y ahora...-

- Rin no está muerta, por el amor de dios. Despierta, Sesshomaru. Las cosas pueden estar complicadas, pero no es el final, no es otra pérdida.- tomó su rostro entre sus manos- Nunca he sabido nada sobre tu madre, sabes que es algo delicado en esta familia. Pero también sé que Irasue no hubiese querido ver a su hijo triste y dejado en una cama de hospital. Sesshomaru... agradezco tanto haberlos conocido, agradezco al cielo todos los días porque le despierto y tú y tu padre están en mi vida y en la de Inuyasha, porque nos han aceptado. Y quiero que sepas, que he estado hablando con tu madre, la he visitado en algunas ocasiones y le he prometido que velaría cada día de mi existencia por hacerte feliz y cuidarte por siempre, mi amor.- besó su frente- Te amo, Sesshomaru, eres mi hijo y prometí a tu padre y a tu madre que te trataría como tal y que te amaría como si te hubiese tenido en mi vientre. Ahora, necesito que pongas tus ideas en orden y que comencemos a pensar en frío cómo recuperar a Rin, quien ahora está esperando a TU hijo y dudo que lo sepa.-

Sesshomaru no pudo hacer otra cosa que, como siempre había hecho en silencio, admirar a la mujer que su padre había desposado tantos años atrás. Izayoi les había caído del cielo. Las palabras de esa mujer daban vueltas en su cabeza y le dieron la fuerza necesaria para saber qué era lo que tenía que hacer. Sin pensarlo dos veces, apretujó a Izayoi entre sus brazos, haciendo que cayera completamente encima de él.

- Te amo, Izayoi. No lo digo muy seguido, creo que me conoces bastante bien, soy frío y no me gusta demostrar mis sentimientos. Pero no quiero que dudes nunca lo mucho que te aprecio, y que aunque no seas mi madre biológica, te amo como si lo fueras. Gracias por haber hablado con mi madre, gracias por haberme aceptado como tu hijo y por haberte comprometido a cuidarme.- la miró a los ojos, esos ojos negros que tanto le gustaban. Estaban algo rojos y las lágrimas no cesaban- Te amo, mamá.-

-------

¿Cuánto había pasado desde que Onigumo la tenía cautiva en ese lugar? ¿Días? ¿Horas? ¿Semanas? No lo sabía. Tampoco sabía si ya era de día, si había oscurecido.

Su estómago dolía, aunque se había negado a comer, no sabía cuánto más podría seguir oponiéndose. Lentamente se puso de pie para caminar al baño. Otra vez las ganas de vomitar la hicieron apresurarse, pero sin nada en el estómago...

𝑳𝒂 𝑼𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora