Sesentaicuatro.

730 73 75
                                    

Finalmente Sesshomaru obtuvo su alta médica. El doctor Hayami, quien parecía estar genuinamente entregado a ayudar a la familia Taisho, lo acompañaba mientras sus padres lo esperaban en el auto. El peliblanco observó al hombre rechoncho de reojo, el cual se veía bastante mal. Y no era para menos, mientras más se dedicaban a buscar a Rin, más lejos parecían de su objetivo. Sin embargo, Ebert no desistía en lo absoluto, como si su vínculo con Rin fuese tan íntimo y fuerte que lo alentaba a seguir con la búsqueda.

Como acostumbraba, sin decir nada tomó su pequeño bolso saliendo de la habitación. En la puerta, dos o tres enfermeras lo saludaron agitando sus manos y mirándolo como hipnotizadas. Por suerte, los controles habían dado bien y no tendría que volver al hospital en mucho tiempo. Su médico le había pedido que se quedara a pasar la noche en observación para poder realizar los chequeos correspondientes con más tranquilidad.

- Doctor Hayami.- el peliblanco lo miró y estrechó su mano.

- Señor Sesshomaru.- sonrió de lado- Me alegro que esté finalmente recuperado. Estoy aquí porque quiero que charlemos algunas cuestiones que han acontecido en estos días.—

— Por supuesto, podemos tomar un café y así ponernos al día.— sugirió, estoico y frío como siempre.

Ebert lo siguió con su bolso colgando en su costado. Entraron en un bar bastante modesto y, luego de ordenar, tomaron asiento.

— Bien...señor Sesshomaru, quería comentarle primeramente que me he puesto en contacto con un viejo colega de la universidad...estudiábamos juntos psicología pero terminó por recibirse de policía unos años después. Le conté sobre todo esto y ha iniciado una búsqueda masiva en todo el estado. Sin embargo, pensé en que no se hiciera público ya que eso podría alertar a Onigumo y pondría en más riesgo a Rin.—

— Son buenas noticias, doctor.— asintió Sesshomaru, por primera vez esperanzado— Yo también tengo algo que comentarle. Hace unos días ha aparecido Toran en la casa de mis padres...y se ha ofrecido a ayudarnos.—

El doctor Hayami levantó una ceja.

— ¿Podría explicarse mejor?—

— Toran tiene contactos...la conozco hace años y sé que con tan solo mover unos hilos podría encontrar a Rin fácilmente.—

Ebert se sacó sus gafas para limpiarlas sin decir una palabra. Se los puso otra vez y miró al hombre frente a él.

— Señor Sesshomaru. Para poder saber que daremos un paso seguro, quiero que analicemos esta...curiosa propuesta.— aclaró su garganta— Toran tuvo una aventura con usted, ¿No es así?—

— Sí.—

— Si mal no recuerdo, ella fue una de las razones por las cuales usted y Rin discutieron, y se distanciaron.—

Sesshomaru bufó.

— Sí.—

— Y también fue la persona que causó una ruptura entre ustedes.—

— Al grano, doctor.—

— Estoy siendo bastante claro, señor Sesshomaru. Usted quiere involucrar a la principal némesis en este conflicto. No es partícipe directa, pero no deja de ser culpable. Toran está enamorada de usted, insultó a Rin y la humilló frente a usted. Ahora aparece luego de haber tenido una aventura queriendo redimirse de sus pecados. ¿Qué piensa sobre eso?—

— No necesito que me analice.—

— No lo estoy haciendo. Solo le hago una simple pregunta, me gustaría saber cuál es su opinión al respecto.—

— Las personas pueden cambiar.— contestó— No digo que Toran haya cambiado al cien porciento, pero quiere ayudar. ¿Eso no marca la diferencia?—

𝑳𝒂 𝑼𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora