Cuarentaiocho.

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Lo que Rin estaba oyendo no podía ser cierto. Su presión arterial se encontraba casi por los suelos y sentía que se iba a desmayar. ¿Por qué Sesshomaru no le había dicho nada sobre esa mujer?

— Toran, ya te dije que entre tú y yo no hay nada. Vete.— el peliblanco apretó sus puños, su cara volviéndose roja de la furia.

Las cosas se estaban saliendo de control.

— ¿Qué he dicho?— la mujer se encogió de hombros, observando cada movimiento de la azabache— Linda, ¿Estás bien?—

— Sí, uh, mis...padres me están esperando.— dijo en un murmuro. Se sentía realmente mal.

— Rin...— Sesshomaru comenzó a desesperarse, ¡No podía dejar que se fuera! Por primera vez en su vida se sentía acorralado.

— No estoy entendiendo nada.— suspiró Toran— ¿Por qué hay tanta tensión? ¿Acaso hay algo que no sé?—

— ¡Basta ya!— gritó el peliblanco. Rin saltó en su lugar y procedió a caminar hacia la habitación para tomar sus cosas— ¡Rin, espera! Déjame explicarte, por favor.—

— Sólo quiero irme a casa.— respondió suavemente— Sólo déjame, Sesshomaru.—

— No permitiré que te vayas. No sin antes aclarar las cosas.—

— ¿Tanto alboroto por una niña, querido?— suspiró— Por dios...menos mal que sólo era tu alumna.—

— ¡Sólo cállate!—

— No, Toran. Sesshomaru nunca me hablo de ti, ¿Acaso eres su novia?— preguntó con las pocas fuerzas que le quedaban.

— Oh, no amor. Lo nuestro solo era buen sexo.— miró sus uñas, explicandose como si no fuera la gran cosa— Tuve que partir a Inglaterra por asuntos de trabajo, pero fui transferida a Tokio nuevamente. Quién diría que me encontraría con semejante escenario.—

— ¿Y viniste aquí solo a buscarlo?—

— Te diría que no...pero estaría mintiendo.— sonrió de lado— Verás, Rin...él y yo teníamos algo especial, sin etiquetas. Solíamos pasar mucho tiempo juntos, pero cuando me fui perdimos todo contacto. Mis expectativas eran volver a tener a mi hombre, pero ahora veo que no será posible.— suspiró.

— Cierra tu maldita boca.— gruñó casi en cólera.

— No lo será.— respondió ella inmediatamente— Sesshomaru es mi novio, señorita Toran, ya no necesita de sus atenciones.—

— ¡Rin!—

— ¡¿Qué?! ¡¿Acaso vas a llevarme la contraria ahora?!— le gritó la azabache, tomándolo por sorpresa— ¡Soy tu novia!—

— Dios, que dolor de cabeza.— susurró la mujer— Ya veo, querida Rin. Está bien, me iré ahora mismo...— se acercó a ella, arrinconándola completamente— Fijate cuánto dura a tu lado, cielo. Siempre fui su debilidad y siempre lo seré. Es cuestión de tiempo antes que vuelva corriendo a mí.—

Alejándose con una sonrisa de suficiencia, Toran se retiró del penthouse sin voltear hacia atrás ni una sola vez, dejando a Rin con el corazón roto.

La muchacha se mantuvo contra la pared con su cabeza gacha, se sentía humillada. Nunca nadie le había hablado de esa manera ni con esos aires de superioridad. Las lágrimas no tardaron en caer por su rostro.

— Rin...— susurró Sesshomaru.

— Cállate.— sollozó— Solo cállate porque no quiero escucharte. Necesito unos días para pensar en todo esto.—

𝑳𝒂 𝑼𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora