Epílogo.

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Enero solía ser uno de los meses más frío del año en la capital de Japón. Lo recuerdo, porque el doctor Hayami siempre lo mencionaba.

Me abracé a mí misma mientras tomaba asiento en un lugar del pequeño parque donde diera el sol. Acomodé mi gorro y cerré los ojos, mi mente divagando a algún lugar que me distrajera del frío.

Era entrada la tarde de un sábado, hoy no trabajaría sino hasta el siguiente lunes. Afortunadamente, ser traductora literaria freelance me permitía trabajar desde casa si así lo quería. Los primeros tres años de maternidad fueron duros para mí. Criar a dos niñas mientras terminaba mi carrera no fue nada fácil. Por otro lado, no le podía quitar el mérito a su padre quien me ha apoyado incondicionalmente durante el embarazo y la crianza de Towa y Setsuna. La familia Taisho también había estado para lo que necesitara, y son grandes abuelos y tíos.

Miré a mis hijas correr alrededor de los juegos, reír y saltar. No pude evitar sonreír. Eran lo que más amaba en el mundo.

Aunque fuéramos nosotras tres, ellas eran mi gran familia.

Puse las manos en los bolsillos de mi chaqueta y volví a cerrar los ojos.

Naraku pasó por mi mente. Sus ojos rojos mirándome era todo lo que podía ver en mi mente. A veces solía soñar con ese momento. Recuerdo haber sido llevada al hospital por la herida en la pierna. Los meses después de ese incidente fueron críticos para mi embarazo. Estaba tan baja en peso que no sabía si las niñas vivirían. En la primer ecografía lloré al saber que serían gemelas, no recordaba si por miedo o por felicidad.

Viví en el penthouse de Sesshomaru hasta el nacimiento de las niñas, y luego de eso preferí mudarme sola. Por supuesto, no le hizo nada de gracia y fueron días y días de discusión hasta que se dió por vencido y me dejó ir.

Con el tiempo, entendió que nuestra relación era casi imposible de salvar. Lo que había pasado con Toran y todo lo posterior a ello hicieron que mi confianza hacia él desapareciera. Por supuesto que lo amaba, pues era un padre intachable para nuestras hijas, era un hombre de palabra y sabía de sobras que nosotras tres para él éramos lo más importante, pero no lo amaba lo suficiente para olvidar y volver con él.

Towa y Setsuna estaban por cumplir los seis años de edad y el tiempo había pasado tan rápido...

— ¡Mamá! ¡Mamá!— pude escuchar dos vocecitas llamándome repetidamente y correr hacia donde yo estaba.

— ¿Qué sucede? No corran así, pueden lastimarse.— reí por lo bajo. Ambas niñas se aferraron a sus piernas.

— Extrañamos a papá. ¿Cuándo vendrá a vernos?— Towa hizo morritos al mirarme con sus ojos rojos.

— Su padre estuvo algo ocupado esta semana, pero me aseguró que vendría por ustedes el lunes.—

— ¡Sí! ¿Ves? ¡Te lo dije, Towa!— Setsuna comenzó a saltar— Papá siempre cumple con sus promesas.—

— Claro que lo hago.—

Towa y Setsuna se giraron rápidamente y, emocionadas, corrieron al encuentro de Sesshomaru.

—¡Papi!—

— Hola, papá.— Setsuna lo saludó, pero con más timidez.

Me acerqué a ellos y saludé a Sesshomaru a la distancia ya que las dos niñas no me permitían acercarme a él. Él me miró seriamente, pero lo conocía tan bien, que sabía que estaba feliz de vernos.

— Les he traído una sorpresa a las tres.— murmuró, y las niñas comenzaron a chillar de la emoción. Sólo bastó una mirada de su padre para que se taparan la boca e hicieran silencio.

— Bueno, me pregunto qué será...¿Verdad, niñas?— sonreí y ambas me miraron con sus ojos brillantes.

—El regalo está en mi casa.—

— Tengo las cosas de las niñas en mi auto, si quieres llevártelas ahora.— le comenté mientras caminábamos hacia los vehículos.

— Esperaba que tú también nos acompañaras.— me miró, esperanzado de que dijera que sí. Suspiré y negué en respuesta. Sesshomaru sabía que no debíamos de ilusionar a nuestras hijas con la idea de vernos muy juntos. Por ello, intentaba estar al rededor de su padre lo menos posible.

A pesar de que quería estar cerca de él.

Mi orgullo tampoco me lo permitía. Una parte de mí estaba dolida aún. El miedo a confiar y que me volviese a lastimar era demasiado grande.

Oí al peliblanco suspirar.

— Está bien. Traeré a Towa y Setsuna el próximo domingo por la noche. Quiero que pasen tiempo con mi familia también.—

— Me parece bien. Por favor, que hagan toda su tarea y que no falten a la escuela.— supliqué.

— ¿Por quién me tomas?— alzó una ceja, secretamente divertido.

No pude evitar reírme. Claro, siempre había sido el profesor más estricto de la universidad.

— Ya.— sonreí— Bien, despidanse de mamá, niñas.— las llamé, y las dos corrieron a abrazarme.

— ¡Adiós, mamá!— recibí un beso en casa mejilla antes de que se pusieran a cada lado de su padre.

— Diviértanse, y pórtense bien.—

Ellas asintieron y los observé alejarse hasta que se subieron al auto de su padre y se alejaron por las ajetreadas calles de Tokio.

Suspiré, sintiéndome repentinamente sola. Aunque ya una parte de mí estaba acostumbrada.

No pude evitar pensar en Sesshomaru, y aunque quisiera negarlo, su cercanía aún me provocaba cosas.

Alejé el pensamiento lo antes posible y me subí al auto, lista para otra semana en soledad sin mis niñas.


Continuará...

———

Y así culmina, al menos, la primer temporada de La Universitaria.

Sinceramente, no soy buena para los epílogos, ya que es la primera vez que hago uno, pero le puse todo el amor posible. Lamento si no es como lo hubiesen esperado, pero es lo que hay😅

No hay una fecha para la segunda temporada, pero desde ya la estoy confirmando. Por el momento, me dedicaré a seguir con Hilo Rojo mientras armo una idea en mi cabeza. También he pensado en resubir la historia con la idea que quise transmitir más clara. La he releído varias veces y hay cosas que he escrito que no tienen que ver con nada en la trama.

Y no me queda más que agradecerles a ustedes por todos estos años de acompañarme a través de esta hermosa historia. Gracias por cada comentario, cada voto y cada recomendación. Las llevo a todas en mi corazón, y espero que nos sigamos leyendo.

Las amo, mis bichotas, hasta la próxima.❤️

Thelittle_rin.

𝑳𝒂 𝑼𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora