𝘾𝙖𝙩𝙤𝙧𝙘𝙚.

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Este capítulo contiene lenguaje subido de tono. Leer bajo su propio consentimiento, de lo contrario, no sé aceptarán ofensas ya que fueron advertidos.

Un capítulo algo corto pero interesante...👀 Es mi primera vez escribiendo algo de lemon así que tenganme paciencia 🤣

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Una vez que hubieron terminado de comer se quedaron conversando sobre la clase que tendrían mañana, ahí Rin pudo aclarar varias dudas y aprender mucho más sobre uno de sus literarios favoritos. Resulta que Sesshomaru era un verdadero erudito en todo lo que era la literatura, y sumado a que Rin era una apasionada nata por lo mismo...se nutrió muchísimo.

Decidieron volver a casa una hora después de debatir sin parar y de un helado.

— Ugh, Estoy muy llena.— se quejó la muchacha encendiendo la radio. Sesshomaru la miró de reojo y negó con la cabeza saliendo a la carretera.

Viajaron en un cómodo silencio, él demasiado atento mientras conducía y ella con los ojos cerrados disfrutando el aire fresco de la tarde. Llegaron a la ciudad media hora más tarde y Sesshomaru estacionó frente al edificio de Rin.

— Llegamos.— murmuró volteando a verla. La joven suspiró estirándose y tomó su mochila.

— Dime cuánto te debo.— murmuró bostezando.

— No digas tonterías.— él rodó los ojos.

— Es en serio, ha sido mi idea ir allí.—

— No quiero que me pagues. Olvídalo.—

— Vamos.— insistió— ¿Por favor?— utilizó su técnica infalible hasta ahora: morritos.

— Eso no funcionará conmigo.— mintió.

— Sesshomaru...—

— Dije que no.— suspiró. Como si fuera instantáneo se le ocurrió una idea— Aunque... si tanto insistes, puedes hacer algo.—

— ¿D-De qué hablas?— susurró sintiendo sus mejillas arder.

— Tu lasagna del otro día, me ha encantado.— la miró— Podrías volver a hacerla. En mi departamento el viernes, ¿Qué dices?— Rin sonrió ampliamente.

— Wow...lasagna.— rió— Trato hecho.— asintió.

— Bien, estaremos en contacto.— respondió y luego de saludarla la vió caminar hasta perderse dentro del edificio.

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Aquella noche, el peliblanco se encontraba despojándose de sus ropas para tomar un baño caliente, aún con la mente perdida en la tarde que había compartido con Rin Konoe. Se sentía bien, y sabía que su alumna era la causante de ello.

En esa ducha no pudo evitar pensar en su adorada azabache sin tener una erección que tuvo que bajar con sus propias habilidades. Nunca, jamás había tenido que darse placer a sí mismo sin después ir a follarse a alguna mujer; pensándolo ahora le parecía incorrecto cuando sólo podía imaginar a una muchacha en particular debajo suyo.

Era una locura.

Por primera vez en mucho tiempo se sintió frustrado hasta que acabó con aquella agonía gracias a su mano. Suspiró entre satisfecho y exhausto, solo imaginando que su cómoda cama lo esperaba.

Salió del baño con una toalla rodeando su cintura y se dispuso a doblar su pantalón cuando un papelito cayó al suelo, más bien un post-it. Lo agarró e hizo una mueca de confusión hasta que el recuerdo de la salida con Sara lo golpeó.

Se encontraría con ella el viernes. El viernes en la noche. Y le había prometido a Rin que la llevaría a su departamento para que cocinara.

Se maldijo una y mil veces por ser tan estúpido. ¿Cómo no recordó ese pequeño detalle?

Por supuesto que no le cancelaría a la joven que lo traía mal, así que decidió que mañana hablaría con Sara para cancelar los planes del viernes por la noche.

Sí, eso haría.

.
.

Por otro lado, Rin no podía conciliar el sueño pensando y pensando en su profesor. Cada vez, su morbosa imaginación se iba haciendo más insoportable impidiendo que la azabache estuviera tranquila.

Gimió al sentir su entrepierna húmeda mientras imaginaba cómo sería pasar la noche con su adorado peliblanco: ambos acostados en su cama, con sus bocas recorriendo cada rincón del otro y descubriéndose mutuamente. Suspiró inevitablemente y se sintió calurosa cuando su mano recorrió su cuerpo hasta llegar a una zona que ella clamaba absolutamente prohibida. Era la primera vez que hacía esto y no podía creer que había llegado a estas instancias: estaba a punto de masturbarse pensando en un hombre...en su querido Sesshomaru.

Bajó su ropa interior pudorosamente, temiendo que alguien pudiera verla y, de manera temblorosa, rozó lentamente su clítoris para luego chillar por la sensación que le causó. Tragó con dificultad, dándose ánimos a sí misma y lo hizo otra vez, ésta de forma más prolongada y lo sintió algo placentero.

De a poco fue ganando confianza y el placer dentro de ella aumentó con fuerza, haciendo que gima casi instantáneamente. Suspiró cerrando sus ojos, muy concentrada en autosatisfacerse cuando la imagen de Sesshomaru se coló en su mente, haciendo que su necesidad se tornara intolerable.

Dejó de acariciarse para introducir un dedo dentro de su húmeda vagina, suspirando ante la sofocante sensación. Era algo absolutamente maravilloso, aunque...

Siguió bombeando rítmicamente en lo que sus gemidos aumentaban y un nudo en su bajo vientre se iba formando de a poco. No pudo evitar repetir inconcientemente el nombre de su sensei mientras llegaba al clímax esa noche, quedando satisfecha y devastada por la ola de placer que la había abrumado.

Minutos después se levantó para limpiarse y, antes de sumirse en un profundo sueño, tomó su teléfono y escribió un mensaje para luego enviarlo antes de poder arrepentirse.

Rin.

Buenas noches, sensei.🖤

𝑳𝒂 𝑼𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora