Cincuentaisiete.

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Parecía que...sus sospechas fueron ciertas todo este tiempo.

El amor de su vida estaba con la única vecina que podría considerar cercana. Sara Lee se encontraba devastada tirada en el suelo de su apartamento, de repente las ganas de salir de allí se habían esfumado.

¿Debería realmente creerle a Toran? No lo sabía realmente, pero ¿por qué mentiría con ello? Es decir, era obvio que ella solamente podría estar buscando a Sesshomaru en ese edificio, de lo contrario ¿por qué estaría en la puerta de Rin? Además, ahora todo parecía encajar perfectamente con aquella noche...esa cabellera blanca era de Sesshomaru y ahora no cabía duda alguna.

Lloró tendida en el piso sin moverse por un rato. Tenía el corazón roto, ya que no solamente Sesshomaru estaba con una mujer, sino que nada menos que con su adorable vecina. ¿Por qué el mundo era tan cruel con ella?

Debía encontrar a Toran y aliarse con ella para separarlos, ¿o no? Negó con la cabeza, si lograban que eso sucediera, la perra se quedaría con su hombre. ¿Qué haría? Estaba desesperada, Sesshomaru Taisho le pertenecía y demasiado tenía con saber que había renunciado a la universidad repentinamente y no lo vería seguido como acostumbraba.

Se preguntaba por qué había tomado esa decisión tan drástica...¿Acaso no le gustaba ese lugar? ¿Y si se iba a otra Universidad? Sentía la necesidad de saber eso, si así era, entonces se iría con él y lo seguiría hasta el fin del mundo...después de todo aquel hombre era su hogar.

Sonrió al pensar en él. Aún si Sesshomaru no la miraba del mismo modo, pensar en éste le traía paz.

Unos suaves toques a su puerta la sacaron de sus pensamientos, haciendo que frunza el ceño. No se molestó siquiera en arreglarse un poco para recibir a la inesperada visita y abrió, encontrándose a Akita esbozando una simpática sonrisa. En sus manos traía esos deliciosos cupcakes que tan bien les salía.

— ¡Hola, Sara!— la miró detenidamente— Uh...¿Estás bien? Si quieres puedo volver en otro momento...—

¡Bien! Akita podría darle la información que ella necesitaba.

— Oh no, por favor. Solo tuve un día estresante en la Universidad, ya sabes...alumnos rebeldes y eso...— rió con nerviosismo— ¡Pasa!— chilló. Tal vez estaba siendo un poco exagerada, pero le urgía saber un poco más sobre Rin.

— En serio puedo volver mañana, querida.— sonrió la rubia, esta vez un poco más incómoda.

— Pff, pero si estoy bien.— la morena sacudió una mano con desdén— Tengo algo de café caliente recién hecho, linda.—

— Uy, café y cupcakes, delicioso.—

Ambas pasaron a la inmaculada sala de Sara Lee y ésta última preparó dos tazas cargadas de café para tener una charla que, con mucha suerte, la beneficiaría.

— Oye, Akita...— le tendió la taza— ¿Has sabido algo de Rin? Hoy fui a pedirle algo de azúcar y no la encontré en su casa.—su rostro mostró preocupación, bastante creíble para su presa.

— Uh, no...me ha contado que consiguió un trabajo de verano ahora que no está en la universidad, pero si para esta hora no está en casa...tal vez haya ido con su novio.— le dió un sorbo a su café, haciendo una mueca debido a que el líquido estaba muy caliente.

— Oh, no lo sabía. ¿Así que tiene novio?—

— Así es.— asintió.

— Que suertuda.— rió Sara, exagerando un poco— Con lo difícil que es conseguir un buen hombre hoy en día...— suspiró.

𝑳𝒂 𝑼𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora