𝙏𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖𝙞𝙩𝙧é𝙨. [𝙈𝙖𝙧𝙖𝙩ó𝙣 2/?]

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Mis bellas tinistas, aquí la continuación de la maratón. En un rato los siguientes, las amo🖤

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— Muchas gracias por la ayuda, linda. Me siento algo tonta.— Akita rió bajito, sonrojándose. Rin sonrió de lado, no queriendo mostrar lo mal que se había comenzado a sentir.

— No te preocupes, a cualquiera puede pasarle. Te avisaré mañana a qué hora estaré aquí. Descansa.— besó su mejilla y salió de allí. Akita frunció el ceño ante su actitud, pero no preguntó.

La azabache entró a su apartamento con una opresión en el pecho. ¿Por eso no quería que ella bajara? ¿Quién era esa mujer? Entendía que, tal vez, si alguien los viera juntos podría causar problemas, pero...

No, no sacaría conclusiones apresuradas y basadas en lo que estaba sintiendo en esos momentos. Además, Sesshomaru pareció no corresponder a aquel abrazo, y lucía incómodo cuando ella besó su mejilla. Eso era bueno, ¿No?

Pero tampoco la apartó...

¡Ugh!

Su teléfono sonó, y su pantalla se iluminó mostrando un mensaje de su novio. Tomó su bolso al leer que ya podía bajar, y salió de su departamento caminando lentamente mientras intentaba actuar lo más normal posible. Saludó a algunos de sus vecinos y salió hacia la calurosa noche, encontrándose con su amado a unos metros de la entrada.

— Rin.— murmuró. La azabache lo miró y puso su bolso en el asiento trasero antes de acercarse a él.

— Hola.— lo miró.

— ¿Lista para irnos?— besó su mano y ella asintió, soltándose de su agarre para subirse al auto.

Sesshomaru la miró extrañado, pero no dijo nada y subió junto a ella, partiendo hacia el penthouse.

El camino fue silencioso y la joven no lo miró ni una sola vez. El peliblanco se preocupó, pues cuando se veían ella solía ponerse... cariñosa.

— Rin, ¿Que sucede?— habló él. No soportaba más ese silencio incómodo.

— ¿Por qué me pediste que me quedara en el departamento?— preguntó en voz baja, aún sin mirarlo. Sesshomaru se tomó unos segundos para responder. Tenía que ser completamente sincero con ella.

— Resulta que Sara, una colega de la universidad, vive aquí. Si te veía bajar e irte conmigo, podría sospechar. Creo que siente algo por mí y está un poco obsesionada, así que no quiero arriesgarte a que te quiten la beca.— suspiró. Rin no contestó, aún pensando en lo que él le había dicho. Tal vez estaba molesta por nada, y no quería mostrarse celosa por esto...aunque era más fuerte que ella.

— Los ví.— respondió luego de un rato.

— ¿De qué hablas?—

— La ví abrazarte y luego besar tu mejilla, dos veces.— suspiró ella esta vez— No sé, me hizo sentir...rara. Me niego a desconfiar de ti, porque nunca me has dado motivo alguno. Sin embargo... temí que me hubieras mentido para verla.— Sesshomaru la observó jugar con sus manos de manera nerviosa.

— Rin, yo jamás te mentiría. Te dije que te explicaría por qué no quería que bajaras y lo hice: Sara es profesora de la Universidad, si te ve conmigo querrá saber quién eres, y si lo averigua... estaríamos en problemas.— tomó su mano— No me interesa perder mi puesto como profesor, pero tú te esfuerzas tanto para ser merecedora de la beca que no quiero arruinarlo.— ambos suspiraron— Siento si lo que viste te incomodó. No volveré a dejar que suceda.—

Rin lo miró y negó con la cabeza. Confiaba en él, ya no le haría caso a su cabeza.

Aunque no sabía que sí debería hacerlo.

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Ambos llegaron al penthouse y caminaron perezosamente hacia la habitación para que Rin dejara sus cosas allí. El peliblanco la observó detenidamente: todo en ella era perfecto. Se sentía privilegiado al tenerla a su lado; lo que su madre le había contado de niño parecía ser cierto...cuando conoces a la persona correcta admiras cada faceta de su ser, aún sus defectos. Aunque dudaba que su novia tuviera algún defecto.

Se acercó y la abrazó por detrás, queriendo expresar así todo lo que no sabía decirle con palabras. Posó sus labios en en hombro de la azabache y cerró los ojos al sentir como ella acariciaba sus brazos suavemente.

— Te amo, Rin.— susurró y la joven sintió que se le cortaba la respiración. ¿Acaso estaba soñando? ¿Sesshomaru la amaba?

— Sesshomaru...— susurró ella y volteó para verlo a los ojos— ¿Qué dijiste?—

— Que te amo.— repitió, esta vez con menos intensidad. Por primera vez sentía miedo de ser rechazado. Rin Konoe lo tenía completamente a sus pies.

Vió como los ojos de su novia se aguaban antes de que sus pequeños brazos lo rodearan. Lo besó con amor, apretando un poco más su agarre mientras Sesshomaru la abrazaba por la cintura y la pegaba a su cuerpo.

El beso era apasionado y lleno de necesidad. El peliblanco jamás había sentido a Rin besarlo con esa intensidad, pero le encantaba. Su deseo carnal hizo que la levantara en brazos y la recostara sobre la cama. Sin aplastarla se colocó encima de ella, procurando no separar sus labios en ningún momento.

Bajó a su cuello repartiendo besos húmedos al mismo tiempo que la despojaba de sus ropas. Admiró su cuerpo desnudo antes de que Rin se pusiera de pie y lo desnudara mientras dejaba besos en su cuello y pecho.

Gruñó cuando su novia acarició su erección por encima de su ropa interior. Rin volvió a besar su boca con desespero una vez que hubo bajado su bóxer, poniéndole ella misma un condón de manera experta antes de recostarlo en la cama y hacerlo entrar en ella lentamente. Sesshomaru apretó los ojos con fuerza mientras soltaba un suspiro y tomaba su cintura.

Rin comenzó a moverse de arriba a abajo sin cesar. Su novio abrió los ojos para observarla sumida en un placer que los estaba enloqueciendo a ambos. Apretó su cintura y comenzó a embestirla desde abajo, escuchándola gemir con fuerza.

- Se-Sesshomaru.— jadeó casi sin aire. Soltó un pequeño grito cuando su amado la volteó con fuerza y la hizo poner boca abajo. Levantó su trasero y entró nuevamente en ella de una sola estocada— ¡Dios!— gimió ella apretando las sábanas.

— Eres la única, rin.— gruñó él, entrando y saliendo cada vez con más velocidad— La única mujer que amo.— la escuchó gemir— La única que podría tenerme como un completo idiota. Eres...— se sintió venir— Eres mi mundo entero.— dió una última estocada, llegando al clímax. Rin lo siguió de inmediato, quedando exhausta.

Salió de ella y la abrazó tiernamente, besando su espalda. Una Rin somnolienta le sonrió.

— Yo también te amo.— susurró besando sus labios castamente— Mucho.—

Sesshomaru sonrió de lado, genuinamente feliz de escucharla expresar aquellas palabras. Finalmente los sentimientos eran mutuos, y esa noche pudo dormir en paz, abrazado a la mujer que amaba.

𝑳𝒂 𝑼𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora