Cincuentaitres.

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En medio de tanto alboroto, Naraku Konoe permaneció estático en su lugar mirando cada segundo de aquella escena: Sesshomaru con su rostro destilando pura desesperación sostenía a una Rin completamente inconsciente mientras es resto de la familia Taisho gritaba cosas que difícilmente pudo procesar debido al estado de shock en el que se encontraba. Y es que no era para menos...su sobrina se encontraba a metros suyo luego de años sin verla. Su estómago se contrajo ante tantos recuerdos acumulandose en su memoria de repente. La niña que él había prometido cuidar se había convertido en una mujer, y eso le causaba escalofríos..no pensaba que se la cruzaría otra vez y menos en tales circunstancias. ¿Qué hacía aquí? ¿Qué clase de relación tenía con la familia Taisho, la cual Naraku quería tanto?

- ¡Naraku! ¡Muévete y ayúdanos!- sintió la voz de su viejo amigo cerca de él pero su cuerpo no reaccionaba. No podía acercarse.

- Inu No yo...no, no puedo.- comenzó a sentir gruesas gotas de sudor bajar por su frente.

- Inuyasha, ayuda a Sesshomaru a cargarla en el auto, iremos al hospital enseguida.- comandó Izayoi. Ambos hermanos asintieron y con agilidad se dirigieron al auto, Kagome aún llorando del susto siguió a su amado sin pensarlo dos veces- Quédate aquí con Naraku, Inu No. Te llamaré si algo se complica.-

- Está...está bien.- asintió haciendo caso a su esposa. Pequeños temblores recorrían su cuerpo ante el temor de saber qué es lo que había pasado con aquella dulce chica, y pronto reparó en el estado de Naraku. Cuando Izayoi salió por la puerta se volteó hacia él algo enfadado- ¿Qué demonios te sucede? ¡Eres un doctor, joder! ¡Debías actuar de inmediato!-

El pelinegro se sobresaltó ante la actitud de su amigo, ya que nunca le había hablado de tal forma. Según podía ver, su sobrina era importante para todos ellos.

- Lo siento, yo...no puedo acercarme a Rin.- susurró. ¿Debería confiar lo suficiente en él como para contarle semejante secreto? Parecía que nadie estaba enterado de lo que había pasado entre ellos, de lo contrario ya se lo hubiesen hecho saber...¿o no? También estaba la posibilidad de que lo estuviesen poniendo a prueba, y esta última teoría lo estaba poniendo nervioso. Sin embargo, si lo pensaba bien, dudaba mucho que Rin se expusiera a ello luego de todo lo que Onigumo había hecho con ella.

- ¿De qué hablas, Naraku? ¿Conoces a Rin?- Inu No frunció el ceño- ¿Y por qué no puedes acercarte a ella?-

El pelinegro suspiró con pesar. Ya suponía que en algún momento su secreto saldría a la luz...la enfermedad que lo condenaba era su cruz y había cometido el error más grande en su vida, por ello, debería pagar hasta la última consecuencia y lo sabía. No obstante, temía perder la tan preciada amistad que compartía con la familia Taisho, ya que ellos siempre se habían mostrado amables con él.

- Inu No...creo que es momento que te cuente algo. Pero necesito que escuches con atención y trates de tener la mente lo más abierta posible.-

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- Mierda, ¡Mierda!- Sesshomaru golpeó el volante mientras se detenía en un semáforo. Los nervios lo tenían al límite, se sentía una completa mierda.

- Hijo, cálmate. No falta mucho para llegar.- Izayoi suspiró mientras tecleaba en su teléfono intentando dar con algún médico conocido, sin embargo no tuvo éxito en su búsqueda- Ningún doctor está en el hospital para atender a Rin, ya no se me ocurre a quién contactar.-

- En cuanto lleguemos la atenderán, mamá. No entres en pánico.- Inuyasha miró a su amiga, quien aún no reaccionaba. Estaba muy preocupado.

- ¿No tiene alguna cobertura social?- preguntó Kagome limpiando sus mejillas por milésima vez en la noche. Al igual que su chico, la preocupación la estaba carcomiendo.

𝑳𝒂 𝑼𝒏𝒊𝒗𝒆𝒓𝒔𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora