A la mañana siguiente, después de desayunar, le conté mi sueño a Grover. Nos habíamos sentado en un prado nevado y mirábamos cómo los sátiros perseguían a las ninfas. Ellas habían prometido besarlos si las atrapaban, cosa que difícilmente ocurría, porque las ninfas dejaban que los sátiros se pusieran al cien y, en el último momento, se convertían en árboles cubiertos de nieve. Y ellos, claro, se iban de cabeza contra los troncos y se ganaban, además, el montón de nieve que se les venía encima con la sacudida.
Cuando le conté mi pesadilla, Grover empezó a retorcerse con los dedos el pelaje de la pierna.
—¿El techo de la cueva se desmoronó sobre ella?
—Exacto. ¿Qué Hades crees que significa?
Meneó la cabeza.
—No lo sé. Pero después de lo que Zoë ha soñado...
¿Cómo? ¿Zoë tuvo un sueño parecido?
—No... no lo sé con exactitud. Hacia las tres de la mañana se presentó en la Casa Grande diciendo que quería hablar con Quirón. Parecía muerta de pánico.
—Un momento... ¿Y tú cómo lo sabes?
Grover se sonrojó.
—Yo había, esto... acampado cerca de la cabaña de Artemisa.
—¿Para qué?
—Pues... para estar cerca de ellas.
—Eres un vulgar acosador con pezuñas.
—¡No es cierto! Bueno, el caso es que la seguí hasta la Casa Grande, me escondí tras un matorral y desde allí lo vi todo. Ella se enojó muchísimo cuando Argos no la dejó pasar. Fue bastante violento.
—¿Qué dijo ella?—pregunté.
Grover hizo una mueca.
—Bueno, cuando se enoja se pone a hablar de esa manera anticuada y no resulta fácil entenderla. Pero era algo así como que Artemisa estaba en un aprieto y que necesitaba a las cazadoras. Luego le espetó a Argos que era un patán sin seso... Creo que es un insulto. Y él llamó...
—Espera. ¿Cómo va a estar Artemis en un problema?
—Eh... Bueno, finalmente apareció Quirón en pijama y con la cola llena de rulos...
—¿Se pone rulos en la cola?
Grover se tapó la boca.
—Perdón. Continúa.
—Bueno, Zoë le dijo que necesitaba su permiso para salir del campamento de inmediato. Pero Quirón se negó. Le recordó a Zoë que las cazadoras debían quedarse hasta recibir órdenes de Artemisa. Y ella respondió...—Grover tragó saliva—. Dijo: "¿Cómo vamos a recibir órdenes de Artemisa si se ha perdido?
—¿"Perdido"?
—Supongo que se refería a que ha desaparecido. Que se la han llevado. Que la han raptado.
—¿Raptado?—intenté asimilar la idea—. Eso es imposible...
—Bueno, le pasó a Perséfone.
—Ya, pero a ella la raptó el mismo Hades rey del Inframundo. Y Artemis es muchísimo más poderosa que Perséfone. ¿Quién sería capaz de raptarla? ¿Y por qué?
Grover meneó la cabeza con pesadumbre.
—No lo sé. ¿Crono?
—No puede ser tan poderoso aún. ¿O sí?
La última vez que había interactuado con Crono había sido con él colándose en mis memoria y espiando algunas cuantas cosas antes de que yo lograse echarlo. Y aún con eso no tenía suficiente presencia para hacerme un daño real, mucho menos para tan siquiera pensar en ponerle una mano encima a una diosa.
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El Éxodo de Hércules
FanfictionEl dios de la justicia cayó, dejando un último regalo a la humanidad, sin importar que tan lejos esté de su mundo de origen, Hércules amará a los humanos, y dejará su legado en manos de aquel que habría de convertirse en el mayor héroe del Olimpo. A...