19
Al entrar en el cuarto tengo la sensación de estar en un universo diferente: paredes de color gris oscuro que producen una atmósfera extraña, barras metálicas alrededor de la cama que sujetan látigos, fustas, cinturones, esposas y otros 'juguetes' que no conozco, una plataforma de elevación colocada en el techo (prefiero no imaginarme para qué sirve) y estanterías con máscaras de látex, fundas para penes, bolas chinas y antifaces, entre otras cosas.
- Bienvenido a mi otro mundo, Lucas Martín.
¿Su otro mundo? ¿Lo dice de verdad? Hubiera deseado no conocerlo nunca.
- Haz lo que tengas que hacer y vámonos, no estoy cómodo en este sitio -admito.
- En primer lugar, aquí las órdenes las doy yo. En segundo lugar, háblame de usted. Y en tercer lugar, siéntate en la cama y espérame; voy a cambiarme.
Megan se mete en el baño y aparece poco después con un antifaz y un traje de cuero ajustado que deja muy poco a la imaginación.
- No hace falta que te tapes la cara, ya te conozco -le digo.
- Cállate -coge una de sus fustas y me golpea en la mano.
- ¿Qué haces?
- Si vuelves a tutearme o a hablar sin mi permiso, te daré más fuerte.
No puedo explicar lo que siento en este momento. Megan parece una persona diferente, como si no la conociera.
- Das miedo.
- ¿Cómo has dicho? -levanta la fusta a modo de amenaza.
- Perdón. Quería decir que da usted miedo.
- Quítate la ropa y túmbate boca abajo -ordena.
Me desnudo en silencio y sigo sus instrucciones.
- No voy a hacerte nada que no quieras que te haga, Lucas. Si en algún momento cruzo tus límites, utiliza la palabra de seguridad y pararé enseguida.
- ¿Qué palabra?
- Indecencia.
- Muy bien elegida -intento bromear.
- ¿Sabes lo que es el spaiking? -pregunta.
- ¿Debería saberlo?
- Consiste en la flagelación de las nalgas mediante la utilización de aparatos. En este caso usaré un cinturón.
Aquí estoy. Lucas Martín, empresario, ex universitario y sumiso a tiempos parciales, esperando a que mi novia sádica me de azotes.
- Hágalo antes de que me arrepienta -le pido.
- Si no relajas los músculos te dolerá mucho más.
No respondo, sólo me preparo para recibir el primer azote mientras agarro con fuerza las sábanas.
Megan levanta el cinturón y me golpea con suavidad.
- ¿Te ha dolido?
- No -suspiro.
- Ahora lo haré más fuerte.
Vuelve a golpearme, pero en esta ocasión noto cómo el cinturón me marca la piel, provocándome un pequeño gemido de dolor.
Sigo sin entender por qué los clientes sienten placer con algo así.
Sin apenas tiempo para recuperarme, me vuelve a azotar, ahora con mucha más fuerza que antes.
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INDECENCIA
Teen FictionUna novela que no te dejará indiferente. Completamente adictiva. Si te gustan las historias en las que nada es lo que parece, está hecha para ti. La vida de Lucas cambiará por completo cuando le ofrezcan ser el director general de una de las empresa...