Capítulo 9

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- Siento haberte despertado -lamenta.

- Ojalá lo hicieras todas las noches -digo al mismo tiempo que le acaricio la cara.

- ¿Puedo acurrucarme en tu pecho? -me pregunta con timidez.

Levanto el brazo para que apoye la cabeza bajo mi axila.

- Te parecerá raro lo que te voy a decir, pero es la primera vez que duermo con una mujer.

- ¿Lo dices en serio?

Asiento.

- Odio compartir mi cama.

- Entonces será mejor que vuelva a la habitación de invitados.

- Ni hablar -la sujeto con fuerza entre mis brazos-. Cierra los ojos y descansa.

Una hora más tarde sigo despierto; no puedo dejar de contemplar a Megan mientras duerme. Daría lo que fuera por pasar todas las noches de mi vida dibujándole siluetas en la frente...

Poco a poco el cansancio consigue vencerme, hasta que finalmente caigo en un profundo sueño.

El sonido del móvil me desvela. ¿Qué hora será?

- Ya estamos aquí, pero todavía no hay rastro de ella -me explica Bruce.

- Tened mucho cuidado y no os confiéis, cualquiera de los hermanos Barroso puede estar vigilando vuestros movimientos.

- No se preocupe, tenemos controlado todo el aeropuerto.

- Avísame cuando la hayáis atrapado -le ordeno.

- Así lo haré, señor

Megan continúa dormida a mi lado. Está tan sexy con esa camiseta...

- Buenos días dormilona -le digo entre susurros.

- ¿Ya es de día? -pregunta mientras bosteza.

- Sí.

- Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien -admite.

- Acaba de llamarme Bruce, y me ha dicho que Ginebra todavía no ha aparecido -su gesto cambia al oír mis palabras.

- ¿Crees que ha descubierto nuestros planes?

- No, Ariadna sabe muy bien lo que hace.

- Confías demasiado en esa mujer.

- Está ayudando mucho en todo este asunto. De no ser por ella ni siquiera sabríamos quiénes están colaborando con Diego Barroso.

- Nosotros también lo hubiéramos terminado descubriendo.

- ¿Estás celosa? -pregunto sorprendido.

- ¿Y por qué iba a estarlo?, eres libre de tontear con quien te dé la gana.

- No estoy tonteando con nadie, eso sólo lo hago contigo.

A veces me da la sensación de que Megan no quiere aceptar que estoy enamorado de ella. Entiendo que le tenga miedo al amor después de todo lo que ha vivido, pero algún día tendrá que enfrentarse a ello.

- Perdóname, estoy demasiado nerviosa y no pienso bien lo que digo.

- Tranquila, no te pasará nada mientras yo esté a tu lado. Nunca permitiría que te hicieran daño.

- Gracias.

- No tienes nada que agradecerme -le enseño mi mejor sonrisa.

- Si no te importa me gustaría darme una ducha.

INDECENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora