Capítulo 20

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Han pasado dos semanas desde que visité el puto cuarto gris. Nunca pensé que cuatro paredes fueran a afectar tanto a mi vida. Megan está ausente, desanimada; no es la Megan que conocí en el barco. Apenas habla conmigo, y tampoco se relaciona con otras personas. Mañana tenemos cita con el doctor Vidal, el mejor psicólogo de la ciudad. Hace unos días le conté lo que había sucedido con Megan, desde la historia con su ex novio psicópata y obsesivo hasta sus tendencias sadomasoquistas, y me aseguró que aún estábamos a tiempo de recuperar su anterior vida. Necesito que vuelva a ser la de antes, sobre todo ahora que a Aitor le han dado el alta definitiva y se viene a vivir con nosotros.

- ¿En qué piensas? -me pregunta mientras invade el lado de mi cama.

- No sé si es el mejor momento para que venga mi hermano -admito-. Estás pasando por un mal momento, y quizás no te apetezca convivir con él.

- Todo lo contrario. Puede que su presencia me ayude a soportar mejor esta mierda.

- Me alegra oír eso.

- Gracias por todo Lucas. Siempre estás ahí, y sin pedir nada a cambio.

- Te tengo a ti -le susurro.

- ¿Crees que el doctor Vidal...?

Asiento con firmeza, sin dejar que termine la pregunta.

- Déjalo en sus manos.


- ¿Por qué has tardado tanto?

- No ha sido fácil negociar con ellos.

-¿Qué cojones ha pasado?

- Pedían el doble de recompensa. Les he dicho que si hacen bien su trabajo tendrán lo que quieran.

- Bien hecho.

- Ten mucho cuidado, Diego. No subestimes a Lucas Martín.

- No lo hago, hermanito. Ha sido él quien ha cometido ese error, y lo pagará muy caro.


- Aquí tiene los papeles que me pidió.

- Gracias Ariadna.

- ¿Se encuentra bien? -pregunta preocupada-. Tiene mal aspecto.

- No, y creo que me estoy acostumbrando a ello.

- La señorita Clos volverá a ser la de antes, no se preocupe.

- No es sólo eso. Llevo días con una sensación extraña, como si fuera a pasar algo malo. Siento como si me estuvieran vigilando todo el tiempo.

- Es normal que crea que alguien le espía. Mírese -me señala de arriba a abajo-. Es usted atractivo, millonario y uno de los hombres más influyentes del mundo. Si yo pudiera, también le vigilaría. Pero no porque sea una pervertida -se sonroja-. Creo que su vida es muy interesante.

- No sé si agradecerte el piropo o ponerte una orden de alejamiento -bromeo.

- ¿Quiere que investigue? Sabe que estoy dispuesta a hacer cualquier cosa que me pida. Cualquier cosa que esté dentro de sus 'límites permitidos', quiero decir.

- De momento no, tengo a Bruce y a sus hombres trabajando en ello. Tú ahora preocúpate de lo que está por venir.

- ¿A qué se refiere?

- A mi hermano. En dos días llegará a Venecia, y lo hará sin fecha de vuelta.

Su expresión al escuchar la noticia delata sus sentimientos hacia Aitor.

INDECENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora