Capítulo 12

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                                                                                    12

- Lo siento mucho Lucas, no hemos podido hacer nada por salvar la vida de tu hermano.                                 

- ¿Está muerto?

Asiente.

- No puede ser, él no puede morir; no sin despedirse de mí.

- Lo hemos intentado todo, te lo aseguro.

- ¿Y ya está? ¿Diecisiete años en coma para que muera como si nada? Sois unos putos incompetentes, y te juro que voy a hacer todo lo posible para hundiros en la miseria.

- Tendrías que estarnos agradecidos. De no ser por nosotros Aitor habría desaparecido hace mucho tiempo.

- ¡Eso es mentira, maldito cabrón!

- ¡No! –grito desconsoladamente-. ¿Qué estoy haciendo aquí?

- Tranquilízate Lucas, estamos a punto de aterrizar en el aeropuerto.

- No entiendo cómo he podido quedarme dormido.

- Te di unos tranquilizantes, ¿recuerdas?

- Si no nos damos prisa mi hermano se morirá antes de que lleguemos.

-¡Mírame! –Megan me sujeta la cara con fuerza-. Aitor no se va a morir. Es la primera vez que ha pronunciado una palabra desde que tuvo el accidente. ¿Crees que eso es una mala señal?

- Dijo mi nombre. Es como si me estuviera llamando para decirme adiós.

- Sólo fue un acto reflejo. Tarde o temprano tu hermano despertará, estoy segura.

- Abróchense los cinturones, estamos a punto de aterrizar –nos dice Lucio, mi piloto privado.

Cuando salimos del aeropuerto el chófer de mi padre nos espera con el coche en marcha.

- Date prisa –le ordeno.

Al llegar al hospital nos recibe mi madre, que está sentada en la sala de espera.

- Hola hijo –me da un fuerte abrazo.

- Mamá, no sé si recuerdas a Megan.

- Claro que sí. Nunca olvido a las personas que son importantes para ti.

- Me alegro de volver a verla, señora.

- ¿Cómo está Aitor? –le pregunto.

- Hay varios médicos haciéndole pruebas para ver hasta qué punto ha mejorado su estado. Llámame ingenua, pero hay algo en mi interior que me dice que mi hijo por fin va a volver conmigo.

Las palabras de mi madre hacen que sienta un mínimo de esperanza. Todo el mundo dice que  las madres siempre llevan razón. Sólo espero que siga siendo así.

- Si tú eres ingenua yo lo soy también, mamá, porque nunca he perdido la esperanza de que Aitor despierte algún día.

- Si el mundo es justo, todo irá bien –añade Megan.

- ¿Dónde está papá?

- Ha tenido que atender una llamada urgente. Ya sabes lo duro que es llevar una empresa.

El sonido de una camilla recorriendo el pasillo distrae mi atención. Al notar la reacción de mi    cuerpo sé de quién se trata.

Varios doctores empujan a mi hermano para llevarle de vuelta a su habitación.

INDECENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora