Capítulo 22

4.4K 164 50
                                    

Una potente luz cegadora procedente del túnel en el que me encuentro inmerso, aparece en el horizonte. Camino hacia ella muy despacio y, justo al final, en lo que parece la salida, me está esperando Ariadna.

- Ven conmigo -me dice entre susurros.

¿Cómo es posible? La vi morir delante de mí. ¿Estaré muerto yo también?

Estiro mi brazo e intento tocarle el rostro, pero de repente todo se desvanece y despierto en la habitación del hospital.

- ¡Lucas! -exclama Aitor, sentado junto a mi cama.

Mi aspecto no podría ser peor. Tengo el torso cubierto de vendas, la cara llena de heridas (o eso indican las yemas de mis dedos) y un dolor inmenso por todo el cuerpo.

- ¿Cómo te encuentras? -me pregunta.

- Te mentiría si te dijera que bien, pero estoy vivo, así que prefiero no quejarme -admito-. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

- Cuatro días. Y te aseguro que se me han hecho eternos. Por un momento pensé en la posibilidad de que entraras en coma.

- Por suerte no ha sido así -le digo en un intento fallido de broma.

- Si todo va bien en un unos días te darán el alta.

- ¿Dónde está Megan? -pregunto al ver que no hay nadie más en la habitación.

- Lo siento mucho hermano, pero llegamos demasiado tarde.

- ¿Qué quieres decir con que llegasteis demasiado tarde? -frunzo el ceño.

- Diego Barroso se la llevó.

Otra vez ese hijo de puta. Quería hundirme en la mierda, y lo está consiguiendo.

- La he perdido para siempre. Lo sé -me lamento.

- No -asegura Aitor-. Vamos a encontrar a ese cabrón y le vamos a hacer pagar por todo lo que ha hecho. Palabra de hermano mayor.

- ¿Cómo? Ni siquiera sabemos dónde ha podido ir. Ahora mismo podría estar en cualquier parte del planeta

- Con esto -me enseña un pequeño dispositivo con un punto rojo parpadeante que se mueve a lo largo de la pantalla-. Ariadna le colocó un microchip localizador a ese psicópata minutos antes de que la matara.

Lo ha vuelto a hacer. Prometió que me ayudaría a atrapar a Barroso, y gracias a ella puedo conseguirlo.

- Tengo que ir a por él -hago el amago de levantarme, pero la herida del costado izquierdo me lo impide.

- Quieto -me apoya de nuevo contra la cama-. Tienes que mantener reposo si quieres recuperarte pronto. Por lo demás no te preocupes, hay personas ocupándose de ello.

- No quería involucrar a la policía en todo esto -le digo-. Ahora toda la ciudad conocerá el pasado de Megan.

- No se trata de la policía, Lucas -asegura-. En cuanto al pasado de Megan, era inevitable que saliera a la luz después del revuelo que se montó con el tiroteo.

- Estás ocultándome mucha información. ¿Cómo lograste escapar? Cuando Barroso me apuñaló estabas herido y desarmado. ¿Qué pasó con el cuerpo de Ariadna? ¿Y Bruce y sus hombres; sobrevivió alguno? ¿Quién es esa gente que busca el paradero de Megan? Necesito respuestas hermano, o me volveré loco.

- Las tendrás, pero no te conviene alterarte. Confía en mí.

- Sabes que lo hago. Sólo quiero que esto acabe de una puta vez.

Asiente y me aprieta el hombro.

- Hay alguien ahí fuera que quiere verte -me dice-. De hecho hay unas cuántas personas esperando en la sala, pero dos de ellas están deseando hablar contigo. ¿Les digo que pasen?

INDECENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora