Capítulo 33

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Tras la visita de Jonás, Megan, que ha escuchado toda nuestra conversación, me increpa por la decisión que acabo de tomar.

— ¿Qué estás haciendo, Lucas?

— Actuar con sensatez —respondo ante su incomprensión.

— ¿Llamas sensatez a dejar escapar la única oportunidad que has tenido en meses de comenzar a recuperar lo que es tuyo? Te creía más astuto.

— Si algo he aprendido desde que llegué a esta ciudad es a no fiarme de la gente —admito con rotundidad—. Apenas tuve tiempo de conocer a Jonás. ¿Por qué razón se jugaría él su puesto de trabajo por alguien con quien no ha tenido relación más allá de unas cuantas conversaciones? Sería un sinsentido.

— No todas las personas están en tu contra, Lucas. Si Jonás forma parte de Yonoodle a día de hoy es porque tú le diste la oportunidad de entrar en la entidad. Pregúntate esto. ¿Si estuvieras en su lugar, a quién elegirías, a una persona que ha confiado en ti, te ha ayudado y te ha hecho evolucionar desde el primer momento, o en una persona que se ha hecho con el control de una empresa jugando sucio, ha dejado sin trabajo a la mitad de la plantilla y está perdiendo dinero cada minuto? Si aceptas la propuesta de Jonás y sale bien, podrías recuperar Yonoodle; si la aceptas y sale mal, no perderás nada.

Cuando una persona te deja sin argumentos, justo en ese instante, comprendes que tiene toda la razón. Y es también en ese momento cuando te das cuenta de por qué te enamoraste de esa persona.

— No tengo nada que perder —reflexiono varias veces en voz alta.

— Eso es. Ha llegado la hora de empezar a construir tu venganza.

— Tu frase acaba de sonar a la típica escena de película de acción en la que el bueno, tras ser puteado por el malo, busca vengarse de él —bromeo—. ¿Y sabes qué? En el 99% de esas películas la historia acaba bien.

— Entonces ignora ese 1% y gana a William Santos y al resto de su familia. Hazlo por tu hermano, por tus padres y por mí.

— Eres demasiado convincente e irresistible cuando frunces el ceño. Ahora mismo tengo ganas de derrotar al malo y follarte a partes iguales.

— Pero en este caso yo no soy la prioridad —añade.

— De acuerdo. Supongamos que acepto la alianza con Jonás y me pasa información confidencial de Santos. ¿Qué hago después?

— Pedir ayuda —sentencia Megan.

— ¿A quién? ¿A mi padre? —digo mientras arqueo las cejas.

— Exacto.

— Así que hablo con mi padre y le digo que necesito su ayuda para recuperar Yonoodle. Y entonces él, con su talento habitual para las relaciones personales, me responde que a pesar de ser multimillonario no tiene los medios necesarios para sobrellevar mi petición. Fin de la historia.

— No me refiero a tu padre "adoptivo", sino a tu padre biológico.

— ¿Andreotti?

— Deja que te ayude, pero esta vez de verdad. Le conozco muy bien, y...

— Demasiado bien —digo antes de que termine la frase.

— Y sé que tiene muchos contactos que pueden servirte de ayuda.

— Tengo que pensarlo —respondo tajante.

— ¿El qué? ¿Aliarte con Jonás o pedir ayuda a Andreotti?

— No quiero precipitarme aún —ignoro su pregunta—. Estoy seguro de que Santos caerá por su propio peso, y entonces, sólo entonces, llegará mi momento. Mientras tanto, esperaré.

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