CAPÍTULO 15: Nueva faceta.

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Unas horas más tarde, Zee se había quedado dormido apoyándose en la palma de su mano, con el codo en el apoya brazos. Nu New estaba demasiado aburrido. No podía quedarse dormido, se acostó con el mayor tratando de capturar parte del calor de su frío cuerpo, jugueteó con el dobladillo de su camisa, frunciendo los labios por estar aburrido.

—¿Por qué estás inquieto? —Nu New miró a Zee un poco conmocionado al ver sus ojos abiertos.
—Lo siento, no te desperté. ¿Verdad?
—No. ¿Por qué te mueves tanto?
—Estaba aburrido. —Se encogió de hombros.
—Toma. —Dijo el señor del crimen, entregándole su teléfono. El esclavo pareció temblar y miró nuevamente a Zee. ¿El jefe de una familia criminal  que tenía más secretos que el maldito diario de una adolescente, ¿iba a darle su teléfono? —Juega con esto.
—¿En serio?
—Sí.
—¿Qué pasa si reviso tus textos o algo así?
—No hay mucho que encontrar. —Zee rió entre dientes. Sacó otro pequeño dispositivo de su bolsillo. Nu New se quedó boquiabierto. Eran dos teléfonos. —Ese es más para la fachada.
—¿Tienes dos teléfonos?
—S[i,
—¿Para qué?
—Uno es para la familia criminal, el otro para la empresa. Es para no mezclar las cosas o accidentalmente enviar a alguien a hacer algún encarguito. Ese es el de la empresa, por lo que no hay nada importante ahí.
—Hmmm. —Nu New tarareó devolviéndole el teléfono. El otro lo tomó y lo guardó, colocando al más joven en su regazo. —Amm, estaba cómodo.

El menor silbó cuando de repente Zee se inclinó y le mordió el oído.

—¿Por qué sigues mordiéndome? —Chilló, tapándose los oídos.
—Es divertido. Tu reacción es entretenida.
—Ah. —Murmuró Nu New. Las manos del mayor tomaron sus muslos, haciendo que el menor se estremeciera. Las uñas del señor del crimen se clavaron en su piel, haciendo temblar su cuerpo. —¿Qué estás haciendo?
—Te lo dije, tu reacción es divertida. —Para probar su punto, Zee deslizó una mano debajo de la camisa de Nu New, sus calientes dedos recorrieron su espina dorsal. El menor se mordió el labio, arqueándose mientras las uñas del señor del crimen se deshacían ligeramente sobre su piel.
—¿V-vas a detenerte? —Se quejó con los ojos mirando a los otros señores. Todos los demás parecían preocupados por sus propios asuntos, pero el menor todavía se sentía consiente de su presencia. Puede ser obstinado, pero algunas cosas lo avergüenzan fácilmente.
—No.
—¿Por qué?
—Porque no tengo ganas. —''Ah bueno, chingo mi madre entonces.'' Zee sonrió, tirando del joven hacía adelante. Nu New se sonrojó. El mayor se inclinó y junto sus labios en un beso rápido, pero fuerte.
—N-no. —El joven se sonrojó, jadeando cuando el mayor le mordió su labio inferior, pero retirándose de todos modos. Nu New se sintió extrañamente decepcionado de que hubiera cumplido con sus demandas y se detuviera. Se retorció, aunque no estaba seguro si estaba tratando de retroceder o de acercarse.
—Sugiero que dejes de moverte así. —Advirtió Zee. Deteniendo la cadera en su lugar. El mayor agarró su barbilla, tirando de él hacía arriba para que estuviera a penas  a una pulgada de distancia. —Antes de que tengas que afrontar las consecuencias.

Sus mejillas estaban tan rojas  que sintió que estaban ardiendo, sus labios estaban tan cerca y el menor sintió que sus ojos parpadeaban hacía sus labios rojos del mayor, pero Zee se negó a seguir adelante, haciendo que el joven gritara internamente.

De la nada, un libro salió volando y golpeó el respaldo del asiento en el que estaban sentados. Zee frunció el ceño y estiró su cuello hacía atrás para mirar al propietario del libro.

—¿Puedo ayudarte en algo?
—Si vas a jugar con tu juguete, ve a otro lado. —dijo New, volteando la página del libro que aún tenía en sus manos. Zee resopló y levantó al más joven por la parte posterior de sus muslos, haciéndole chillar.
—Tengo piernas, ¿sabes? —Gritó, apoyando sus manos en el pecho del señor del crimen.
—Estoy enterado, pero así es más divertido. —Dijo el mayor, llevando al menor a la habitación privada, aterrizó en la cama con un ruido suave. Zee se cernió sobre él con las palmas de sus manos apoyadas en el colchón. El joven se sonrojó sintiéndose acorralado.
—¿Qué estás...? —Nu New se ahogó con sus palabras cuando los labios de Zee se acercaron hacía los de él. Podía sentir el caliente aliento del mayor golpeando sus labios y lo hizo temblar, pero todavía no los juntó. El señor del crimen lo miraba con ojos desafiantes, casi desafiándolo a seguir adelante.

The Sins Of The FatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora