CAPÍTULO 13: Eres un bastardo.

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El viaje de regreso a Tailandia fue insoportablemente largo, al menos para Nu New. Principalmente debido al hecho de que Zee había decido ignorarlo por completo y escribir, escribir y escribir en la computadora portátil. A pesar de que estaba sentado frente al señor del crimen, todavía se sentía un poco ansioso por estar en el avión.

No fue su culpa, el toque del mayor tuvo ese efecto calmante sobre él. Relajó sus ansiedades y miedos, y en esa situación, era muy necesario. Nu New miró alrededor del avión y observó detalladamente a los otros tres señores.

Bas estaba recostado en la parte posterior del avión con audífonos. Max ya estaba desmayado, apoyado en la ventana mientras roncaba suavemente. Mientras tanto, Nat fue a sentarse a lado del señor de cabello rizado.

El joven estaba realmente aprensivo con Bas, por lo que no estaba dispuesto acercarse a él y pedirle algo para distraerse. El pequeño sociópata probablemente comenzaría hablar una hora sobre como cortar en pedazos a las personas o algo así. Max estaba dormido por lo que no podía ir a molestarlo.

Quedaba Nat, pero para ser honestos, se parecía más a una estatua que una persona. Su rostro a penas se movía una pulgada, parecía que tenía la cara de póquer de Zee  permanentemente clavada en su rostro. Nat parecía inaccesible y transmitía aura fría.

El esclavo volvió su mirada hacía su amo, mirando sus largos dedos moviéndose furiosamente en el teclado. Nu New hizo un puchero, estaba inquieto en su asiento. El señor del crimen pareció no darse cuenta o si lo hizo, lo estaba ignorando completamente.

—¿Hay alguna razón por la que te estés moviendo como un pez en tierra? —Zee finalmente preguntó. Nu New resopló girando los ojos.
—Ahora lo notas, ya ha pasado una hora. ¿Ya lo has olvidado? ¡Tengo miedo a las alturas! —Dijo bruscamente, cruzándose de brazos.
—Estoy aquí. —Dijo Zee levantando una ceja.
—Lo sé, pero no puedo evitarlo. —Dijo tímidamente. Dios, él se estaba volviendo dependiente del mayor y eso era un poco molesto para el joven. Él siempre había sido independiente. Era un instinto al crecer con la familia que le había tocado, pero Zee parecía hacerle sentir tan indefenso y pequeño. Tal vez fue su aura intimidante lo que lo rodeó.

Zee suspiró frotándose el puente de la nariz antes de cerrar su laptop, apartarla y hacerle un gesto al más joven.

—Ven aquí. —Ordenó curvando el dedo. El joven parecía un poco escéptico, pero se levantó y fue de todos modos.

El señor del crimen puso sus manos sobre la cadera del joven y este solo se sonrojó al tacto.

Zee enganchó su brazo debajo de sus piernas, levantándolos y acostándolo  al estilo nupcial envolviendo un brazo alrededor de la cadera para evitar que se caiga por el borde.

—Eres un arduo trabajo. Dijo el señor del crimen sacando su teléfono. Nu New rodeó los ojos, sintiendo que sus nervios comenzaban a calmarse lentamente.
—No lo soy. —Frunció el ceño, —Entonces, ¿no vas a decirme que hiciste ayer?
—No.
—¿Por qué no?
—Porque no me da la gana.
—¿Es ilegal?
—Probablemente.
—¿No lo sabes? —Nu New rió. Zee sonrió suavemente, mirando rápidamente la pantalla de su teléfono. —¿En serio no vas a compartirlo?
—No, ahora deja de preguntar. —El joven se removió en el regazo.
—¿Sabes? Siempre logras que te diga cosas, pero nunca me dices nada. —El chico de cabello oscuro tarareó, jalando al más joven hacía arriba para que no se cayera.
—No necesitas saber, es por eso.
—No necesitabas saber porque le tengo miedo a las alturas y te lo dije.
—No, sí lo necesitaba. Tener un ataque de pánico en la ducha es una prueba de eso. Respondió Zee haciendo Clik en la pantalla y metiendo el dispositivo en el bolsillo.
—Bien, te daré un punto. —Asintió Nu New. —Pero aún así eres tan difícil de entender.
—Hmmm.
—¿Realmente no vas a decirme?
—No, es suficiente. —Sus palabras confirmaron que esa pequeña discusión había terminado, así que miró sus pies cruzando los tobillos y haciendo un puchero.
—Tú eres el que está trabajando mucho. —Refunfuñó. Sintió que el cuerpo de Zee temblaba ligeramente mientras se reía. De repente sintió algo morder su oreja y chillo mirando al mayor con los ojos bien abierto.
—¿Acabas de...? ¿Me mordiste?
—Te pellizqué. —Corrigió el señor del crimen. —Es diferente. Esto... —Hundió los dientes en el cuello del joven haciendo el chico gimiera mientras el calor recorría su cuerpo. —Esto es morder.
—No me muerdas. Eres un pervertido.
—Oh, volvemos a eso.
—Bueno, si me muerdes sí.
—Lo que sea. —Dijo Zee, cerrando los ojos del joven con fuerza. —Duerme.
—Pero no estoy cansado.
—Bien, yo lo estoy. Así que cierra la boca o los ojos.

The Sins Of The FatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora