CAPÍTULO 10: Infancia.

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Zee se sentó con impaciencia mientras el auto estaba atorado con el tráfico. El sol comenzaba a alcanzar su punto máximo, una brillante mañana comenzando con una actitud asquerosa.

"Todos en la maldita ciudad tuvieron que salir de sus casas al mismo maldito tiempo."

Estaba sentado mirando una gran suma de autos por su parachoques durante una hora y su paciencia estaba agotándose. Bas ya se había quedado dormido sentado y completamente recto. Zee decidió no juzgar al sociópata quien se sentiría muy feliz cortando sus entrañas.

Max lo había llamado una vez más hace unos cinco minutos, sobre actuando de como Nu New estaba actuando de manera extraña, se aferraba a la ducha mientras decía frases incoherentes en voz baja.

El señor del crimen suspiró presionando su boca con la palma de su mano y apoyándose contra la ventana. Sabía que probablemente no era la idea más inteligente tener a alguien aterrorizado de la altura del penthouse  con Max de entre todas las personas, pero era la única opción que tenía porque a Bas le tenía miedo.

El obstinado joven habría decidido ir con él si tuviera la opción, lo cual no hubiera sido bueno para nadie.

—Terco. —Zee sonrió de forma afectuosa. Sí, esa era la forma correcta de describir a su esclavo más nuevo.

Obstinado, terco, obtuso, descarado, ingenioso y a veces molesto e irritante. Era una sorpresa constante para el señor del crimen, no como la mayoría de las personas que había conocido. Por los general sus esclavos eran fanáticos dramáticos que pensaban demasiado en si mismos (Saint es un excelente ejemplo.) o eran como aviones  teledirigidos: aterrorizados y deprimidos que caminaban sin rumbo haciendo su trabajo tras otros mientras  conducías el comando.

Pero este era diferente. Él era otra cosa.

Zee podía admitir que disfrutaba jugar con el chico, era combativo y testarudo, pero en un segundo podía verse reducido y a un charco de sumisión pegajosa, siendo masa en las manos del señor del crimen. Era ese tipo de poder que anhelaba el señor del crimen, que él mismo exigía. Quería que las cosas se hicieran a su manera y como él quisiera, con rapidez y eficacia.

Muy poca gente podía llenar ese pedido tan fácil. Le llevó todo un año elegir a los cinco mejores, más leales y más fuertes hombres para que le ayudaran a manejar la familia criminal que su padre había dejado atrás. A pesar de tener solo poder sobre la familia Panich durante un par de años, lo había convertido en una maquina bien engrasada.

Tenía un corazón de piedra y estaba orgulloso de eso, nada podría romperlo. Nunca más sus emociones irían a su cabeza. Estaba centrado, motivado, era exitoso y dominante. Un poco idiota, Zee lo sabía, pero era un pequeño sacrificio.

Y sin embargo, este pequeño esclavo obstinado había despertado un interés en él. Zee no encontraba casi nada fascinante, de hecho lo encontraba bastante aburrido. Especialmente las personas, lo aburría la gente, eran débiles y predecibles. La única vez que se había molestado en estar cerca de alguien fue cuando necesita un deseo o un trabajo.

Aunque sus cinco señores habían logrado ser una excepción a todo esto. Cada uno de ellos fue elegido personalmente, no eran las serpientes aburridas y predecibles de las que Zee podía deshacerse fácilmente. Eran inesperados, sorprendentes e imprudentes, pero sabían como manejar su deber, su comportamiento de tiranos.

Muy parecidos a Nu New...

Y Nu New muy parecido a...

Nu New Chawarin, el único hijo de Mew Supasit.

Cuando el señor del crimen se había encontrado por primera vez con el cabrón de Mew Supasit, no se sorprendió. Boca pesada, tosco, arrogante, era un pedazo de suciedad en el zapato, pero era una persona y lo usaría para satisfacer las necesidades de Zee, incluso si despreciaba el tipo de hombre que era.

The Sins Of The FatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora