CAPÍTULO 35: Funcionó muy bien.

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—¿Qué quieres, patas de gacela? —Nu New resopla mientras entra a la oficina de Max. El señor de cabello rizado está sentado en su escritorio con su cabeza golpeándola repetidamente sobre la madera dura. El menor frunce el ceño preguntándose si todavía tenía tiempo para echarse atrás.
—Te respondería, pero actualmente estoy luchando contra algo mucho más complicado que tú. —El señor bufó, levantando la cabeza. —Nat de nuevo está enojado conmigo.
—¿Y bien? ¿Qué tiene eso que ver conmigo?
—Ustedes dos hablaron antes, ¿no es así? ¿Qué te dijo?
—Estaba celoso, pero no sabía cómo decírtelo. —Confiesa, sentándose en la silla frente a él.
—Te lo dijo a ti, ¿pero no es capaz de decírmelo a mí? —Gime. —¿Cómo se supone que sabré que está enojado si no me lo dice. Por no mencionar su inexpresivo rostro.

El menor tiembla, se siente a la defensiva. "¿Sabe lo que le pasó a Nat?"

—¡¿Sabes lo que le pasó a Nat?! —Grita. Max se mofa, recostándose en su silla.
—Lo sé mejor que nadie, hámster. Fui yo quién lo encontró en un callejón y lo sacó de las calles. Yo lo llevé a Zee. Sé que la proxeneta de su madre solía golpearlo.

El esclavo asiente, mordiéndose el labio torpemente. Probablemente debería haber adivinado que los otros señores saben lo que pasó el uno con el otro.

—Bueno, no sé como decírtelo, pero eres un tremendo idiota.
—¡Vaya! ¡Gracias! No sé como, pero tú eres un enorme... —Nu New rueda los ojos.
—Sí, sí, sí. Estoy tratando de hacerle un favor a Nat, así que deja de ser un imbécil.
—Está bien. Bueno, habla con él o lo que sea que hagan ustedes o las mujeres.
—¿Qué tal si vas a hablar con él? ¿A caso no están saliendo?
—¿Sa...liendo?
—¿Por qué todos en este maldito lugar son tan complicados? —El esclavo resopla agitado. —Solo háblale, idiota. Y deja de estarlo molestando.
—Ni siquiera sé lo que hice.
—Tal vez tienes un rostro que molesta a la gente.
—Woah... podríamos ser gemelos.
—No quiero tu fea cara.
—No quiero tus ojos bizcos.
—Está bien, estamos de acuerdo.
—¿De qué está celoso de todos modos?
—Él pensó que te gustaba.

Ambos se miran antes de negar. Nu New gira sobre el costado de la silla, imitando un vómito mientras Max fingía vomitar aunque pudo haberlo hecho real por su parte. El menor se levantó y se estremeció, tratando de sacudir la repugnante sensación de su estómago.

—Creo que voy a enfermar. —Dijo Max amordazando.
—Probaré con vomitar. Me voy. —Resopló Nu New dirigiéndose a la puerta. El esclavo se arrastró por el pasillo hacía la oficina de Zee, empujando las puertas para abrirlas. El mayor estaba detrás del escritorio mordisqueando el dorso de un bolígrafo mientras probablemente repasaba una presentación basada en como seguía golpeando la barra espaciadora. —Hey... —Saluda moviéndose alrededor del escritorio para mirar lo que está haciendo. Inmediatamente se abruma porque todo está en japonés. Zee retrocede sin apartar los ojos de la pantalla y Nu New se pavonea mientras se acomoda en sus muslos. —¿Qué estás haciendo?
—Mirando una presentación. —El señor del crimen murmura en respuesta.
—¿La coartada?
—Sí, tenemos que mantener las apariencias.
—Hmmm... —El más joven apoya su cabeza en el hueco del cuello  de Zee.
—¿Qué quería Max?
—Oh, Nat está enojado con él por alguna razón. Me preguntó si sabía algo al respecto y luego casi vomité mis intestinos. —Zee lo mira con una ceja levantada, una pregunta formándose en su rostro, pero... el menor levantó una mano y negó con la cabeza. —No preguntes.
—Uh... probablemente porque estaba saliendo con Kit.
—¿Kit?
—La hermana de Kat.
—Espera, ¿me estás diciendo que los nombres son Kit-Kat?
—¿Sí?
—Oh, Dios mío. —Se rió Nu New aplaudiendo al instante. —Sus nombres son Kit-Kat, como los dulces.
—Supongo, realmente no he pensado en eso.
—Bueno, de todos modos. ¿Qué tiene que ver Kit en esto?
—Oh, Kit está enamorada de Max. —Dice casualmente Zee. —Lo ha estado durante unos dos años.
—¿Eh? ¿Por qué? Max es un imbécil.
—Sé que lo es, pero...
—No sé que le ve Nat, sinceramente.
—Ellos tienen su propia historia.
—Todo el mundo aquí la tiene. —Señala Nu New. El señor del crime tararea suavemente con los ojos nublados por el creciente aburrimiento mientras mira los cuadros y gráficos de la pantalla. El más joven lo golpea en la mejilla. —Hey... —Pincha de nuevo.
—¿Qué?
—Dame un beso.
—¿Por qué?
—Porque lo dije amablemente.
—No, ¿por qué de repente quieres un beso?
—¿Por qué no? —El menor frunce el ceño. —¿No quieres?

The Sins Of The FatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora