The Sins Of The Father

CAPÍTULO 17: Juguete.

Esa noche el menor despertó con una enorme necesidad de ir al baño, así que salió del brazo de Zee para poder ir al baño.

Después de hacerlo, se lavó las manos, apagó la luz y salió. Cuando estaba a punto  de deslizarse  bajo las sábanas, el teléfono de Zee vibró en la mesita de noche, sin embargo no pudo evitar su curiosidad y lo miró. Se preguntó cual celular era,  si era el de los secretos o el de la fachada.

La intriga por saber cual era, lo estaba matando, también hizo que quisiera saber si había algo allí que pudiera darle algunas pistas sobre lo que el grande  y malvado Pruk Panich  le estaba ocultando.

Entonces se deslizó cuidadosamente por el borde de la cama y se trasladó de puntillas. Fue una invasión de privacidad total, pero él estaba en una misión. Además no le gustaba como Zee se preocupaba mucho por la privacidad  personal o los límites de otras personas por lo que debería de lidiar con eso. Levantó el teléfono y lo desconectó cuidadosamente para poder salir de la habitación.

Estaba rezándole a Dios que no tuviera contraseña, pero maldijo en silencio cuando  vio que si tenía, pero sus esperanzas volvieron al ver que solicitaba la huella dactilar. Nu New entró furtivamente  a la habitación y respiró profundamente. 

"Por favor no te despiertes, por favor no te despiertes."

Levantó la mano de Zee, colocando su pulgar en la almohadilla del teléfono, su corazón se detuvo cuando el señor del crimen se movió y se dio la vuelta. Nu New saltó hacía atrás, quedándose completamente quieto como si eso lo fuese de ayuda si Zee se despertaba y lo ve con su teléfono, pero afortunadamente no lo hizo.

El esclavo usó su ninja interior para escabullirse fuera de la habitación y miró el contenido del teléfono. Se decepcionó al descubrir que todas las aplicaciones y ciertas carpetas tenían bloqueo y requerían de una contraseña en dígito real. Maldijo en su mente y cuando estaba a punto de apagar el teléfono... la pantalla de inicio llamó su atención.

Era la imagen de una mujer, parecía joven. Tal vez unos 25 años, era hermosa. Su cabello era negro azabache  y perfecto, su tez era pálida, contrastaba con sus vibrantes labios  de rubies  que se arqueaban en una sonrisa. Brillantes ojos de gacela se arrugaron de placer y su nariz recta se crujió cuando rió. Además, pudo observar que la foto estaba recortada porque su mano derecha estaba sujeta a otra persona y supo inmediatamente quien era por el anillo que caracterizaba al señor del crimen.

Su figura de reloj de arena estaba elegantemente representado por un vestido color amarillo suave, su cintura estaba sujeta a un corcel negro, sus hombros estaban completamente descubiertos, cadenas de oro que le lucían perfectamente. Su rostro perfecto estaba maquillado con algo ligero, pero sus ojos estaban con sombras y delineador oscuro. Su cabello estaba peinado no de una manera elegante, pero su imagen lo hacía ver así.

Ella estaba afuera, el sol estaba brillante porque hacía resplandecer  sus brillantes ojos con infantil alegría.

Ella se veía tan etérea, brillante e impecable,  que podía decir que era una foto sincera, que no estaba frente a la cámara, pero parecía también una foto para revista.

El estómago de Nu New se revolvió de celos.

"¿Quién es ella?"

Tenía que ser lo suficientemente importante como para que Zee la tuviera en su pantalla de inicio en su teléfono privado.

Y Nu New lo sabía...

en términos de belleza...

supero a Saint...

incluso él mismo.

Rápidamente apagó el teléfono, ya no quería seguir mirando la foto, el pecho del menor dolía. La persona que les tomó esta foto obviamente sabía lo que eran ellos porque si algo supo en el momento que vio sus manos unidas, es que no estaban tensas, el joven podía asegurar que incluso la estaba sujetando de manera frágil para no lastimarla y que además Zee estaba igual de feliz que ella, podía sentir el cálido afecto que fluía de esa fotografía.