CAPÍTULO 42: De regreso.

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Nu New se sorprende cuando Zee no se desliza sobre el asiento trasero y en su lugar ocupa el asiento del conductor. El menor se detiene un momento, con la mano sobre el mango. El auto arranca sorprendiendo al más joven, quien salta sorprendido. La ventana baja y Zee lo mira confusamente.

—¿No vas a entrar?

Sale de su estupor y asiente, moviéndose al asiento del pasajero y deslizándose hacía adentro. Es bastante raro estar al frente. Se había acostumbrado a sentarse en la parte posterior, pero Nu New estaba sorprendido por el hecho de que Zee conduzca. Es inesperado, pero no estaba mal, al menos no para el joven.

Especialmente cuando tiene que acomodar una mano en la parte posterior de su reposa cabezas para ver en reversa. Le da al menor una vista bonita vista del pecho del señor del crimen, las solapas de su traje se abren y se inclinan. Su camisa de vestir muestra una piel pálida entre el material de los botones, un agujero que muestra una mordedura de amor particularmente oscura, Nu New no recuerda habérselo hecho, pero sabe que tuvo que haber sido él en un estado delirante y dichoso.

Se abren las puertas de la casa Solariega, un camino largo y grandioso que los conduce a la carretera. Cuando Zee se retira, Nu New hace un ruido con su garganta y el mayor lo mira.

—¿Qué?
—Nada, nada. Es extraño verte conducir, pensé que alguien nos iba a llevar como de costumbre. Para ser honestos, no pensé que tuvieras una licencia para conducir. —Bromea Nu New, Zee bufa suavemente, sacudiendo la cabeza con una extraña mueca de labios.
—Manejo, solo que no a menudo.
—¿Sí? ¿Por qué no?
—Es más fácil trabajar en mi teléfono cuando no estoy conduciendo. Es difícil hacer ambas cosas al mismo tiempo. —Explica. Tiene sentido, pero de alguna manera, Zee encaja en ambas imágenes: 'El señor adinerado sentado en la parte de atrás de un coche increíblemente caro que se conduce siendo como un príncipe o un hombre suave e independiente que puede conducir con un ambiente refinado y seductor.'

Nu New pudo darse cuenta en el instante cuando están en el corazón de la ciudad. Los coches y las personas se alinean en las calles y aceras, cientos moviéndose en rápidas olas como en el océano. Zee a pesar de sus afirmaciones de no conducir a menudo, se entrelaza a través del tráfico como un profesional sin problemas.

El menor se sorprende cuando se detienen en una linda tienda de flores a lado de la carretera. Zee estaciona el auto y señala para que el joven salga también. Él lo sigue, sonriendo con un sonido de campana que les da la bienvenida.

Inmediatamente Nu New se deleita con el aroma de la naturaleza. Magníficos ramos de vivos colores están hechos con destreza en jarrones, dispuestos en ordenadas hileras en el aparador. El aroma es dulce y huele agradable, bonito, llenando sus glándulas olfativas de manera satisfactoria.

Una mujer aparece y al instante le recuerda a Nu New las flores. Su cabello es de color rosa caramelo de algodón con una intrincada corona de margaritas y amapolas sobre su cabeza. Su rostro es natural, libre de productos y maquillaje que obstruyen sus poros, pero sigue siendo bonita.

—Hola... —Ella mira. —Bienvenido a Budding Blooms, ¿hay algo en lo que pueda ayudarte?

Nu New mira a Zee, pero el mayor está muy ocupado olfateando y tomando un puñado de narcisos en la esquina. Se vuelve hacía la mujer sonriendo suavemente.

—Uhm... no estoy seguro. En realidad...
—¿Piensas ir a la tumba de tu padre sin flores? —Zee habla, todavía aparentemente interesado en el ramo de orquídeas. La mujer jadea, sus ojos bien abiertos y pareciendo estupefacta.
—Oh... pobre. —Ella chilla. —Las flores son imprescindibles.
—Uhm... está bien.
—¿Tienes algo en mente? ¿Cómo su flor o color favorito?
—Honestamente no sé. Realmente no recibió muchas flores, realmente no le gustaban.
—Ah, fue un hombre simple entonces. Bueno, descríbemelo. ¿Cómo era él?
—Él era amable y atento. Trabajaba mucho y siempre me ayudaba cuando lo necesitaba. Trabajó mucho para darme las cosas que necesitaba y quería, también me decía que me amaba todos los días. Siempre me protegió de las cosas que sabía que no quería ver o escuchar. Él... fue un buen padre.

The Sins Of The FatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora