CAPÍTULO 40: "La historia de Bas" (Episodio especial)

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''Oww, ahora todos tienen pareja. Bueno, menos Bas.''

El joven sociópata salió del vestíbulo una vez que todos terminaron de jugar billar. Se fue a su habitación y cuando abrió la puerta, miró a su alrededor.

Las paredes estabas tapizadas de fotos que eran de Ji Soo. A penas y se podía ver el color Rosa y Negro de sus paredes. Los colores favoritos de ella.

Cada foto pegada a la pared, era un momento vivido con ella. La única mujer que lo trató como un verdadero ser humano, la única que lo defendió cada vez que su padre le quería pegar porque ella siempre supo a que fue realmente a la casa Solariega.

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Hace muchos años atrás.

—Hola, ¿quién eres? —Bas se sobre saltó. Él estaba cuidando la casa solariega porque estaba estudiando cada paso que había en ese lugar, pero no pensó que lo iban a descubrir. —No te había visto por aquí, ¿eres un ayudante nuevo? —El sociópata asiente. —Ya veo. Si ya terminaste tus deberes, entonces ven a comer conmigo. Mi hermano no está, así que comeré sola. —Le sonrió.

Bas estaba confundido, en este lugar nadie era amable con los esclavos, ni siquiera su padre lo trataba bien y entonces la miró. Ella había mencionado que su hermano no estaba, que se había ido. Pensó entonces que ella era hermana de New o de Max, así que decidió aceptar.

—Me llamo Ji Soo, Panich Ji Soo, ¿y tú? —Los ojos de Bas se abrieron, ella era la hija mayor. Bajo la manga de su sudadera, tenía un cuchillo listo para clavarselo en la frente, pero ella no era su objetivo, no aún.
—Bas.
—Oh, —Se ríe. —no hablas mucho.

Bas sabía que algo no estaba bien, su corazón estaba latiendo demasiado rápido y se sentía por alguna razón demasiado caliente. Durante toda la comida, ella se la pasó hablando, le contó como su hermano estaba separado de ella, sobre cuanto lo extraña y de las ganas que quiere ir a playa. Ella era mayor que él, pero al parecer al sociópata no le importaba porque muy en el fondo de su mente sabía que ella le estaba provocando cosas con esa sonrisa y esos ojos tan brillantes.

Agreguenle el hecho de que ella lo estaba tratando como ser humano, le estaba sirviendo la comida que según ella había preparado, le dio un poco de Wuzetka que Zee no había comido por no haber llegado a tiempo como le dijo y él solo la miraba aunque casi no hablara.

Sonreía demasiado y le gustaba escucharla y verla. 

Cuando terminó de comer, ella se tuvo que ir y se sintió extraño, como si quisiera retenerla para que se quedara y en ese momento fue la primera vez que quiso realmente tocar a una mujer que no fuera su madre.

Conforme los días iban pasando, ella lo buscaba para comer. Cuando comieron por tercera vez, ella llevó una cámara fotográfica y se lo dio.

—No podemos tener nada eso.
—Yo también vivo aquí y decido que hacer, Bas. También puedo ordenarte. —Sonrió. —Y te ordeno que nos tomemos fotos cada vez que nos veamos para grabar estos momentos. —Él asintió, pero esa cámara simplemente se dedicó a tomarle fotos a la joven mujer.

Todos los días Bas capturaba cada gesto o movimiento de ella. En algunas ocasiones saldría con un sandwich a punto de entrar a su boca, otras con comida dentro y su mejillas anchas debido a la comida que tenía en la boca, otra veces estornudando, tosiendo, secándose el sudor, arreglándose el cabello, entre otras fotos.

Pero entonces algo pasó, después de varios meses viéndose y comiendo lo que ella preparaba, Ji Soo lo besó.

Para Bas, fue todo muy extraño, nunca nadie había hecho eso. Sabía lo que era un beso porque su mamá le enseñó algunos vídeos demostrando afecto, pero nunca lo había hecho, sin embargo, se dejó llevar.

The Sins Of The FatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora