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Chan estaba preocupado, demasiado preocupado para ser sinceros, tenía días que no se ha podido comunicado con sus amigos, no contestaban sus llamadas ni sus mensajes, no estaban en casa, y sus padres no sabían nada de ellos, pero a pesar de todo é...

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Chan estaba preocupado, demasiado preocupado para ser sinceros, tenía días que no se ha podido comunicado con sus amigos, no contestaban sus llamadas ni sus mensajes, no estaban en casa, y sus padres no sabían nada de ellos, pero a pesar de todo él, para no preocuparlos decidió mentir diciendo que no pasaba nada, y solamente no sabía nada de ellos en un día.

Ya habían pasado tres semanas.

Así qué, se propuso ir con el único de sus amigos del que tenía mucho más tiempo sin saber de él. Vivía muy alejado se la ciudad, a las afueras de ésta, en un pequeña cabaña que según él era de sus padres y que se la habían regalado, aunque era un poco raro, ¿qué veinteañero necesitaría una cabaña lejos, muy lejos de la ciudad y la sociedad? Era algo escalofriante el solo pensarlo, la primera vez que estuvo allí junto con sus amigos sintió una mala vibra en esa casa, sólo le había comentado de ello a su pareja, que también estaba de acuerdo.

Luego de tres horas de viaje en auto, llegó al camino del bosque que lo llevaba hacía la cabaña. Sentía sus manos sudar y una ansiedad que le erizaba la piel mientras veía el bosque tras el parabrisas, tenía un mal presentimiento de ese viaje desde que se acordó de que no logró llamar al dueño de dicha cabaña.

Para qué, ya estaba frente a ella y no tenía nada que perder.

Salió del auto tratando de hacer el mínimo ruido, sabiendo que su amigo desde hace unos meses no estaba del todo bien mentalmente y el ruido podría hacerle pensar que era un secuestrador o algo así, camino hasta el pórtico tétrico de la cabaña, detalló bien el porche de aquella, notando que las ventanas estaban tapadas por cortinas, y si dejaba de respirar para guardar total silencio podía oír el crujir de la madera vieja del techo. Respiro profundo para luego tocar la puerta lo suficientemente fuerte como para no tener la necesidad de tocar otra ver.

Al no tener respuesta pensó que quizá allí no había nadie, era una posibilidad ni siquiera llamó avisando que iría.

Bajo del pórtico yendo hacía el garaje que estaba un poco alejado, una vez allí trago saliva y juraba que empezó a sudar frío en ese momento.

Los autos de sus amigos, el de Hyunjin y Minho estaban ahí guardados, llenos de barro en las ruedas y los vidrios llenos de polvo. ¿Cuanto tiempo llevaban allí? A pesar de que le temblaban las piernas camino un poco más adentro, a ver si encontraba algo que disipara sus nervios y que le dijera que no era raro.

Pero no, nada parecía tener una buena explicación.

¿Qué hacia la motocicleta de Felix allí?

— ¡Chan hyung que bueno verlo!

El mayor volteo rápidamente a ver al portador de aquella voz.

Seungmin estaba parado al lado de la puerta que daba entrada al garaje, sonriendo. Pero esa sonrisa no le transmitía nada bueno.

hey chris! hey felix! ๑ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora