gatos

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— Supongo que tu eres

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— Supongo que tu eres.. El de las pésimas bromas sobre mi sangre ¿no? —dijo mirándolo desanimado desde las escaleras dónde estaba sentado. El desconocido asintió con el rostro serio— tienes un pésimo sentido del humor, no sé si tus otras víctimas te lo han dicho.

— Creó que prefieren llorar e intentar esconderse que entablar una conversación —respondió encogiéndose de hombros— ¿qué tienes que no haces lo mismo?

El chico en las escaleras rió secamente.

— ¿Retrasar lo inevitable? no soy estúpido —contestó— que me mates es premio doble, yo muero y tú.. Bueno tu te sientes bien contigo mismo.

— Un ganar ganar —asintió comprendiendo lo que le dijo aquél rubio— ¿problemas familiares o con algún novio?

— ¿Novio? Dios, mírame ¿crees que tengo novio?

El desconocido subió hasta el escalón dónde el rubio estaba sentado y tomó asiento justo a su lado, guardó la navaja en el bolsillo de su chaqueta.

— Eres lindo ¿por qué crees que te elegí?

— Tienes que ir a un psiquiatra si todo lo que ves lindo lo quieres destruir.

— Tuve que ir a un psiquiatra cuando empecé hacer esos chistes malos sobre la sangre de los demás.

Felix rió sin querer, no era un chiste pero sí le dió risa, y su risa contagio al desconocido.

Irónico reír con un psicópata que está a nada de matarlo, era eso o llorar desmedidamente romperse una pierna intentando correr por las escaleras, escapar seria muy inútil, los reportes siempre afirmaban que ningúna víctima pudo siquiera salir de su casa cuando el tan conocido Bang ya estaba dentro de la misma.

¿Debió decirle a sus padres que hace días se sentía observado y recibía mensajes extraños, con chistes malos sobre su sangre? no, ellos no harían nada, como siempre. Sus padres a penas y lo saludaban en la mañana, solo estaban concentrados en su trabajo y cualquier otra persona menos él, Felix era un chico con padres totalmente ausentes en ese barrio, curioso que a pesar que los vecinos lo trataban bien él no respondía a las muestras de afecto. Se desvinculó de la realidad, si comía era mucho, diariamente se tomaba dos pastillas para dormir de las más fuertes y se encerraba en su habitación. ¿Cómo las consiguió? las robo de la farmacia, pero era por un bien mayor.

Hace horas que había despertado, estuvo minutos esperando espabilar totalmente y volver en sí, claro que mientras sufría ese proceso escuchó gritos, cosas rompiéndose y más gritos, ¿les presto atención? ni un poco, sus padres solían pelear constantemente, así que no era raro escuchar ese tipo de ruidos. Al salir de su habitación notó un terrible silencio, eso sí fue extraño pero como no tenía nada que hacer lo único que hizo fue sentarse en las escaleras y abrazar uno de los barrotes de seguridad, aún se sentía mareado y fuera de sí, si continuaba bajando las escaleras posiblemente se caería.

hey chris! hey felix! ๑ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora